Las psicólogas designadas por el juzgado de Pamplona que investigó la supuesta violación de La manada en los Sanfermines del 2016 han corroborado en la sesión de ayer del juicio que la víctima no simuló ni exageró al denunciar la agresión sexual que padeció. Los forenses han detallado que la mujer sufrió un «trastorno de estrés postraumático», por el que necesita tratamiento para evitar que los síntomas se convirtieran en crónicos.

Los policías forales que han examinado los siete vídeos grabados por los miembros de La manada se ratificaron ayer ante el tribunal de la Audiencia de Navarra en su informe. En él sostienen que la joven madrileña mantuvo una «actitud pasiva o neutra», manteniendo «los ojos cerrados», por lo que han descartado que hubiera consentimiento para mantener relaciones sexuales con los procesados. Los abogados de la acusación particular han asegurado que los agentes han relatado que las imágenes reflejaban «humillación».

Los peritos de la defensa alegaron todo lo contrario e indicaron que la mujer pudo haber colaborado en ciertos actos sexuales. La joven denunció que mientras abusaban de ella fue agarrada, incluso del cuello, e inmovilizada.

En la sesión de ayer del juicio se visionaron los siete vídeos grabados por dos de los acusados, en los que se puede observar la presunta agresión sexual a la joven en un portal. La fiscalía considera que los procesados la violaron de diferentes formas. La joven no habla en ningún momento en los 96 segundos que duran las grabaciones. Es decir, entre víctima y procesados no hay diálogos. Ellos expresan, en cambio, algunas instrucciones, según fuentes jurídicas. Los vídeos se fueron pasando uno a uno, lo que dilató la comparecencia de los policías forales, que matizaron sus conclusiones, y también los peritos de la defensa. «Los vídeos son repugnantes», aseguró el abogado Carlos Bacaicoa, de la acusación particular. Fue la primera vez que se veían en el juicio, que se celebra a puerta cerrada.