«Quitad los controles. Manuela Carmena es tonta». El desaforado grito contra la alcaldesa de Madrid provenía de un conductor, obligado por la policía municipal a dar ayer media vuelta en la avenida de América y no entrar en la ciudad. Su matrícula era par. «La gente se lo toma con más o menos calma. No nos están insultando mucho, aunque siempre hay excepciones, como este hombre», afirmaba un agente, que, minutos más tarde, se vio obligado a explicar la normativa a otra conductora con matrícula par. Ella, desconsolada, se dirigía a los periodistas incrustados en el control.

«¿Estáis viendo lo que nos está haciendo Carmena a los trabajadores? ¿Hay derecho? Vengo de Guadalajara para trabajar en Madrid y me tengo que dar la vuelta», exclamaba enfadada. «Te entiendo. Entiendo todo lo que me dices, pero no puedo hacer otra cosa», añadía el municipal. La escena se repitió en todos los controles ubicados en las principales vías de entrada a Madrid, cuyo ayuntamiento ha sido pionero en España en tomar una medida tan drástica para luchar contra los altos índices de contaminación. La ciudad lleva siete años incumpliendo la legislación europea en materia de calidad del aire. A pesar de la masiva presencia policial, hubo madrileños con matrícula par que eran conscientes de las restricciones pero hicieron caso omiso. «De momento, no me ha pillado nadie», afirmaba con descaro un infractor a un reportero de Telemadrid.

Igualmente crítica con la medida, pero mucho más disciplinada, se mostró Esperanza Aguirre, portavoz del PP en el ayuntamiento. «En casa tenemos dos coches. El mío y de mi marido, que es matricula par. Y el de mi hijo y su mujer, que también es par. Así que estoy encerrada en casa», explicó en la cadena SER.

A pesar de las informaciones de prensa, radio y televisión, muchos madrileños no tenían claras las restricciones.