Emili Turú, el jefe superior de los Maristas, incluyó en su tradicional discurso de Navidad, dirigido a una comunidad educativa de alcance mundial presente en 81 países de todo el mundo, una alusión a las víctimas que sufrieron abusos sexuales por parte de docentes de la orden religiosa. Les pidió perdón y admitió que la orden había fallado en la prevención y el abordaje de los casos de pederastia dentro de entornos -sus escuelas- en las que los menores deberían haber estado seguros.

Un día después algunas de estas víctimas valoran con sensaciones contrapuestas estas palabras, que han llegado 11 meses después de que se conociera una realidad que escondían los colegios barceloneses de Sants-Les Corts y la Immaculada. Y casi seis años después de que se aireara la del centro Champagnat en Badalona. Casi todas las consultadas por este diario coinciden en que esta aparición, que no alude en ningún momento a Catalunya, se produce "tarde". La valoran como un gesto importante pero avisan de que debe ir acompañada de hechos.

EL SILENCIO CÓMPLICE

Un exalumno del centro de Sants, cuya inicial es la letra J., tuvo que armarse con una cámara oculta para que finalmente se descubriera que su profesor A. F. lo había violado durante seis años. J. cree que este discurso de Turú, al reconocer que faltó "firmeza" para luchar contra la pederastia, está confirmando que había personas dentro de estos colegios -"no todas"- que estaban al corriente de abusos como los que le tocó sufrir a él.

Ferran B. se querelló contra el hermano F. M., que el pasado mes de febrero seguía siendo subdirector de Sants-Les Corts a pesar de las quejas que años atrás habían hecho llegar algunas familias. En el mismo sentido que J., Ferran señala que aunque este perdón llegue este año durante el que se han destapado los abusos, los Maristas "sabían de sobras lo que había pasado". Que sirva por lo menos para que "tomen todas las medidas" necesarias para que no vuelva a ocurrir. Porque "un crío es intocable" y el daño que se le hace al abusar de él sigue "ahí" cuando ya "es adulto".

Otra víctima de A. F., cuya inicial es la M., aplaude que haya llegado finalmente una reflexión "autocrítica" por parte del máximo responsable de la orden. "Ya era hora". M. razona que resulta extraño que incluso a las propias instituciones eclesiásticas, que aconsejan hacer siempre "propósitos de enmienda", les termine costando "demasiado" aplicarlos cuando les afecta a ellas directamente.

"DEPUREN RESPONSABILIDADES"

Jorge García denunció tanto al profesor A. F. como al hermano F. M. A los Maristas "les reclamo que más allá de pedir perdón depuren responsabilidades". "Si están admitiendo errores, ¿por qué no dicen exactamente cuáles fueron?", se pregunta. Si bien es cierto que solo uno de los doce docentes denunciados será juzgado (el profesor de gimnasia Joaquim Benítez), dado que el resto de querellas que se presentaron atañen a delitos ya prescritos por culpa de la caducidad prevista en el Código Penal, la institución "podrían actuar como si no lo estuvieran". "¿Dónde está F. M.?", se pregunta al tiempo que recuerda que este miembro de los Maristas fue apartado de sus funciones en el colegio -tras acumular tres denuncias- pero protegido por la orden.

REPARACIÓN DE LAS VÍCTIMAS

Manuel Barbero, el padre de la primera víctima que presentó una denuncia contra Benítez, valora positivamente la disculpa. Pero a continuación añade que este perdón "debe ir acompañado de la asunción de responsabilidades y de resarcir a las víctimas", avisa. Algo que sigue "pendiente", recuerda.

"A mí todavía no me han pedido perdón, y me gustaría que lo hicieran", explica A., un joven que sufrió los abusos precisamente de Benítez en Les Corts. "Me da la impresión de que lo que están buscando no es el perdón de las víctimas sino el de la sociedad, el de laopinión pública, para lavar su imagen", les critica.

LA REPUTACIÓN PESÓ DEMASIADO

Una víctima del profesor A. E., que ejerció en la Immaculada hasta 1993, asegura tras escuchar las palabras de Turú que le saben a poco. Este exalumno, cuya letra inicial también es la A., ha echado en falta que esta disculpa no diga explícitamente que el error que se cometió fue "poner por delante la reputación de la institución" de los menores, "a pesar de la vulnerabilidad" de estos.

El profesor A.B. -otro de los denunciados- levantó quejas de familias por maltrato sexual infantil cometido tanto en Sants como en la Immaculada. Abusó de V. en el centro de Sants. V. sí le da importancia al mensaje de Turú. Es "claro" y, a pesar de que llega "un poco tarde", asume "errores" abiertamente, valora. Es una "lástima" que todos los "buenos recuerdos" que tengo de mi paso por Sants hayan quedado manchados por todo esto".

El primer exalumno que acudió a la policía para denunciar a un enseñante marista fue otra víctima (cuya inicial es de nuevo la A.). Fue en 1996 y ya entonces chocó contra el muro de la prescripción. Resta importancia al discurso de Turú porque lo que se puede hacer ahora es luchar para cambiar el Código Penal.

Propuesta de ERC para reformar el Código Penal

Esquerra Republicana ha presentado recientemente en la Comisión de Infancia del Congreso de los Diputados una proposición no de ley para retrasar la prescripción de los delitos de abusos sexuales cometidos contra menores.

Además de alargar considerablemente el tiempo que se deja a las víctimas para presentar cargos, la proposición también contempla la creación de una partida presupuestaria para atender a las personas que han sufrido este tipo de violencia.

Incluye asimismo el compromiso de "impulsar las acciones" necesarias para que todas las organizaciones -"públicas y privadas"- que trabajan con menores de edad actúen decididamente para protegerlos de la violencia sexual y, sobre todo, "eviten el encubrimiento" de los agresores.

Actualmente el Código Penal, cuya última reforma data del 2015, deja un margen de tiempo para denunciar estos delitos que comienza a contar a partir de los 18 años cumplidos por la víctima y se alarga -en los casos de las agresiones violentas y con acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal- hasta poco más de los 30 años. Los menos graves -sin penetración- caducan poco después de que hayan cumplido los 20 años.