María Salmerón se congratuló ayer de que no tendrá que ingresar en prisión finalmente, «por lo que ahora mismo estoy en una nube, muy emocionada y agradecida», aunque «sigo sin creer en la justicia, pero creo en los políticos, en la gente, en la sociedad, en la prensa, en todos los que me han ayudado». Para María Salmerón, casos como el suyo no se solventan porque «tenemos una justicia obsoleta, ante la que la mujer muchas veces está indefensa, pero esperamos que con mucha paciencia todo se podrá solucionar poco a poco por el bien de todos».

«Por fin estoy viendo la luz al final del túnel», continuó, porque «son muchos años de pelea», pero ahora se encuentra por fin tranquila porque tiene la certeza de que no va a ir a la cárcel. También destacó que todos los políticos estén primando «el interés superior del menor, que es lo que este país está descuidando bastante».

Salmerón reclamó que se revise su caso y que se aclare «por qué a una mujer que ha sido víctima de la violencia machista se le condena hasta en cuatro ocasiones por incumplimiento del régimen de visitas, y el maltratador, con una condena de 21 meses de prisión, no ha ido ni un día» a la cárcel. «Ahí se ve que hay un fallo grande en la justicia, por lo que creo que deberían revisarlo para que ese error no se vuelva a repetir», añadió.

A sus 52 años, esta vecina de la barriada de Montequinto de Dos Hermanas tuvo a su hija en 2001, después de dos años de matrimonio. Tras la separación comenzó su periplo judicial, en el que llegó a perder la custodia de la niña, que recuperó un año después por los incumplimientos del régimen de visitas paternales. Su lucha, eso sí, la ha hecho popular, e incluso se ha convertido en una especie de símbolo en representación de personas en su mismo caso. EFE H