Son ratas gigantes y se pasean por el campo y las ciudades británicas, cada vez con mayor frecuencia. Unas ratas que en ocasiones llegan a tener el tamaño de un gato y que además se han vuelto inmunes al veneno que habitualmente se utiliza para eliminarlas. La Asociación Británica para el Control de las Alimañas (BPCA) ha advertido de la amenaza que suponen estos roedores mutantes, de cara al invierno, cuando traten de refugiarse del frio en casas y otros inmuebles.

“A las ratas normales se las ha ido exterminado con veneno, pero están siendo reemplazadas por especies resistentes a él. Lógicamente su número está aumentando y pueden convertirse en un gran riesgo para la salud de la población, si no se controla”, afirma el director ejecutivo de BPCA, Simon Forrester. De acuerdo con la Asociación el número de ratas está aumentando a tenor de un 15% al año. Un boom debido -afirman- a la facilidad con la que encuentran comida.

Los roedores gigantes fueron avistados por primera vez en zonas rurales, pero ahora han aparecido también en las ciudades. Sam Firtz se quedó horrorizada cuando se topó con una rata de entre 40 y 45 centímetros en la parte trasera de su casa, en el acomodado y céntrico barrio londinense de Belsize Park. La mujer pudo sacar fotos de la intrusa, como testimonio de su inquietante tamaño. Ratas de similares proporciones han aparecido en otras grandes urbes como Glasgow y Swindon. Una de ellas, hallada en una nave industrial de Liverpool, medía 61cm .

Las superatas, han desarrollado una mutación genética que las hace inmune al veneno habitualmente empleado hasta ahora. Los investigadores de la Universidad de Huddersfield, que han estudiado el fenómeno, han detectado su presencia en numerosos condados de Inglaterra. En algunos, como Gloucestershire o Shropshire, el 20% de las ratas poseen esta modificación genética. En Southampton la cifra de mutantes alcanza el 75%. Para acabar con ellas, según BPCA, harían falta sustancias tóxicas más fuertes, que están sujetas a una legislación muy estricta y sólo pueden utilizar los servicios profesionales de desratización. Esos venenos pueden acabar siendo un peligro para la salud de las personas y del medio ambiente. Al problema científico se viene a sumar el que más de 200 ayuntamientos y organismo locales de Inglaterra, han tenido que reducir drásticamente el presupuesto para el control de roedores, debido a los recortes impuestos por el gobierno de David Cameron