En la madrugada de ayer unas 700 personas, que podrían aumentar hasta 1.000, murieron ahogadas a 60 millas de Libia, al ladearse tres veces el barco pesquero de tan solo 20 metros de eslora en el que viajaban hacia Italia. Anoche, unas 20 embarcaciones desplegadas en la zona, tanto militares como mercantiles, habían podido rescatar a solo 29 supervivientes y 24 cadáveres, y la esperanza de encontrar a más personas con vida se disipaba a medida que avanzaban las horas. No es una tragedia más, ni solo la peor de la inmigración en el Mediterráneo.

Son 700 tragedias más, solo unos días después de que otros 400 inmigrantes se dieran por desaparecidos en las mismas aguas del Mediterráneo.

La zozobra del buque se produjo poco después de la medianoche del sábado. La embarcación lanzó una señal de socorro captada por los guardacostas italianos, que pidieron a un carguero portugués acercarse. Cuando el barco King Jacob ya estaba por empezar las tareas de salvamento, el barco se ladeó.

Según el testimonio de la tripulación y de los supervivientes de la tragedia, al percatarse de la llegada del mercante, el millar de personas se trasladó de un lado al otro del buque para poder llamar la atención del barco, que volcó debido a un súbito desplazamiento de peso.

UNA "HECATOMBE" Se trata de la mayor tragedia de la inmigración en el Mediterráneo desde la Segunda Guerra Mundial. "Una hecatombe", denunció Carlotta Sami, representantes en Italia de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, la cual denunció ayer que "actualmente no existe un sistema legal para que los aspirantes a refugiado, procedentes de países en guerra, puedan llegar a Europa".

Una importante operación de rescate se puso inmediatamente en marcha, coordinada por los guardacostas italianos y con la participación de una veintena de barcos de la Marina italiana y maltesa. Palermo y otras 400 ciudades de Sicilia han proclamado para hoy una jornada de luto, mientras que la asociación nacional de municipios está preparando una jornada de manifestaciones en toda la península para "rechazar la indiferencia" con la se aceptan estas tragedias.

"Estamos turbados porque en los últimos días hemos visto cosas de una crueldad nunca vista hasta ahora", dijo Sami, probablemente en referencia a los 12 cristianos echados por la borda por unos diez musulmanes mientras viajaban juntos hacia Italia, o los disparos de los milicianos libios contra las naves que salvan a inmigrantes, con el

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