Andreas Lubitz no tendría que haber estado en la cabina de mandos del Airbus A320 de Germanwings el pasado 23 de marzo. La Fiscalía de Düsseldorf, encargada en Alemania de la investigación del siniestro, reveló ayer que el joven copiloto de 27 años ocultó a la compañía su verdadera situación laboral tras haber hallado un parte de baja hecho añicos en su domicilio. "El hecho de que los certificados de incapacidad laboral, que eran recientes e incluso con fecha del día de los hechos, estuvieran rotos apoya la hipótesis de que ocultó su enfermedad a su empresa y a sus colegas de trabajo", explicó la Fiscalía.

Germanwings asegura que nunca llegó a recibir los documentos, en los que, según informa la edición digital del diario Süddeutsche Zeitung , aparece la firma de un neurólogo psiquiatra que ha preferido no hablar de su paciente acogiéndose al secreto profesional. Sin embargo, a medida que avanzan las pesquisas acerca de las dramáticas circunstancias del accidente en el que perdieron la vida 150 personas, se van conociendo más detalles sobre la frágil salud mental de Andreas Lubitz.

VISITA A LA CLINICA Al parecer, el copiloto llevaba tiempo sometido a diferentes tratamientos psiquiátricos y veía a distintos médicos, el último de los cuales habría firmado la baja hallada en su casa. Ayer se supo también que Lubitz acudió a la Clínica Universitaria de Düsseldorf el pasado 10 de marzo, es decir, solo 13 días antes de embarcarse en el Airbus que se precipitó en los Alpes franceses poco después de haber despegado del aeropuerto de El Prat. No obstante, la clínica negó que se tratara de una consulta debido a un tratamiento por depresión, como apuntaban diferentes medios alemanes, sino que tenía como finalidad contrastar diversos diagnósticos.

El copiloto alemán responsable de haber provocado voluntariamente el descenso mortal del avión ya había sido tratado en 2009 de "un proceso depresivo grave" y, según el tabloide alemán Bild, tuvo un seguimiento psiquiátrico durante año y medio. Fue entonces cuando se vio obligado a interrumpir su formación como piloto en la escuela que Lufthansa tiene en Bremen. Un episodio que contó el presidente de la aerolínea, Carsten Spohr, sin detallar a qué se debió ese paréntesis en la formación del joven.

RUPTURA SENTIMENTAL Spohr insistió en todo momento en el hecho de que, tanto al ingresar en la escuela como al reanudar y completar su instrucción, Lubitz pasó los más rigurosos exámenes, físicos y mentales. Pero, según el diario británico The Times , Lufthansa estaba perfectamente al tanto de que Andreas Lubitz había padecido episodios depresivos. El rotativo sugiere además, como también lo hace el alemán Bild , que el copiloto sufrió una ruptura sentimental reciente. Otros medios, como el Frankfurter Allgemeine Zeitung hablan más bien de un "síndrome de agotamiento profesional" para explicar lo que, de momento, parece inexplicable .

"No hay ninguna manera de detectar trastornos psicológicos graves", afirma la federación alemana de pilotos Uwe Beiderwellen. "Un piloto que acaba de superar una revisión médica puede tener reacciones imprevistas cuatro semanas más tarde si se separa de su mujer o pierde a sus padres, y los exámenes no puede detectarlo", agrega.

Mientras, las autoridades alemanas continuaban ayer peinando el domicilio de Lubitz e interrogaban la que hasta poco fue su novia. De momento, no se ha encontró en los registros tanto en su casa de Düsseldorf como en la de sus padres, situada en la pequeña localidad de Montabaur, ninguna carta anunciando sus intenciones o despidiéndose. Tampoco hay indicios de que detrás de sus actos haya motivaciones políticas o religiosas.