El movimiento chií de los hutíes ha cometido numerosos ataques y abusos contra los periodistas, como detenciones arbitrarias e irrupción en oficinas de medios de comunicación yemeníes, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).

En un comunicado, HRW señaló que esta "avalancha de ataques" se produce en medio de unas deterioradas condiciones políticas y de seguridad en el Yemen, donde el grupo chií se hizo con el poder a principios de febrero pasado.

"El colapso de la seguridad en el Yemen ha colocado a los medios del país en peligro. Todas las partes deben enviar un mensaje claro a sus fuerzas para que frenen sus amenazas y ataques contra los periodistas", subrayó el director de HRW para Oriente Medio y el Norte de África, Joe Stork.

Desde enero pasado, los milicianos hutíes han irrumpido en las sedes de al menos tres medios de comunicación, y se han registrado siete incidentes con periodistas.

Cinco empleados de medios estatales dijeron además a HRW que el movimiento chií ha nombrado en altos puestos de estos periódicos y televisiones a sus simpatizantes desde que tomó el control de Saná, en septiembre pasado.

Uno de los periodistas que han sufrido arrestos es Maas al Zekri, cámara de la televisión Azal, que fue arrestado en su casa junto a su hermano el pasado 31 de diciembre por un vídeo que hizo sobre Al Qaeda.

Al Zekri señaló que le vendaron los ojos, le dieron descargas eléctricas y solo le ofrecieron comida una vez al día durante los tres días de cautiverio.

Kamal Gamal y Amin Dabuan, de las televisiones Suhail y Yemen Shabab, respectivamente, también fueron detenidos mientras cubrían protestas opositoras a los hutíes el mes pasado en Saná, aunque en sus casos el arresto duró menos de 24 horas.

En cuanto a las irrupciones en las sedes de comunicación, HRW recoge el testimonio de Nabil al Sharbi, editor del periódico Ajbar al Yum, que explica que cinco hombres con rifles de asalto entraron el 5 de marzo en sus oficinas y les obligaron a él y a cuatro colegas a firmar un documento en el que se comprometían a no oponerse a los hutíes.

Un suceso similar afectó a la Fundación de Prensa Al Shumoa, que edita cuatro publicaciones, y en cuya sede irrumpieron el pasado 5 de febrero cuarenta hombres armados, que se cree pertenecen a Ansar Alá.

Ordenaron a los trabajadores abandonar el edificio y se incautaron ordenadores y equipos de transmisión valorados en 18.600 dólares. Estos hombres armados siguen controlando la sede de la Fundación, según su director Saif al Hadiri.

El Sindicato de Periodistas del Yemen ha documentado por su parte que milicianos hutíes golpearon a al menos diez periodistas y fotógrafos durante protestas en enero y febrero y detuvieron de forma arbitraria a siete.

También se han visto afectados por la violencia los periodistas afines a los hutíes, como es el caso de Abldelkarim al Jayawani, que fue asesinado el pasado 18 de marzo por dos desconocidos que le dispararon desde una moto en Saná.

Yemen se encuentra actualmente inmerso en una crisis política y de seguridad, después de que el presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y su Gobierno dimitieran en enero en protesta por el avance y la presión de los hutíes, aunque el mandatario se retractó posteriormente de su dimisión.

El Consejo de Seguridad de la ONU condenó ayer el inicio de una ofensiva por parte de los hutíes para tratar de hacerse con el sur del país, y amenazó con imponer nuevas sanciones.