Los tres sacerdotes y un seglar detenidos el lunes en Granada acusados de abusar y agredir sexualmente a menores de edad han pasado a primera hora de esta mañana a disposición judicial. El titular del juzgado número 4 de Granada ha empezado a tomar declaración a las nueve de la mañana y al mediodía ya estaba preparando el segundo de los imputados para entrar en su despacho.

Tras dos días incomunicados en los calabozos de la jefatura provincial de Granada, los detenidos han podidos ser asistidos por su abogado, Javier Muriel, que comparten los cuatro imputados.

El caso de pederastia en Granada ha dado un vuelco en las últimas horas después de que otro monaguillo se atreviera a denunciar los abusos que asegura haber sufrido cuando era monaguillo en la parroquia de San Juan María Vianney, en el barrio del Zaidín de Granada.

La denuncia la presentó el lunes por la tarde en el juzgado de guardia, y ya se ha incorporado a las diligencias que está dirigiendo el magistrado Antonio Moreno Marín. Hasta ese momento la investigación se sustentaba en la testifical de la primera víctima, que envió una dura carta al Papa contando el tormento que había sufrido en su época de monaguillo. Ahora, la investigación ya tiene a otra nueva víctima.

En cualquier caso a la policía le queda muchísimo trabajo para armar el atestado. Los investigadores tratan de recuperar el material borrado de los ordenadores incautados en el chalet de Puerto Genil, punto de encuentro de los imputados.

También se están analizando con lupa los escritos hallados en las casas de los imputados. El grupo de sacerdotes y seglares, capitaneados por el cura Román Martínez, de 60 años, defendían una manera distinta de interpretar la palabra de Dios. Según las victimas, el amor entre religiosos estaba bien visto y era bueno. "Vamos a ver si todo eso que las víctimas aseguran que defendían, también lo escribieron", explica una fuente al corriente de las pesquisas.