El Consejo de Ministros aprobó ayer de urgencia las obras que ya se están realizando en las vallas de Ceuta y Melilla para reforzar su seguridad y dificultar el salto de subsaharianos. El presupuesto de los trabajos es de 2,1 millones de euros. Unas labores que consisten, entre otras cosas, en instalar una malla antiescalada que impide a los inmigrantes introducir sus dedos en la estructura para ayudarse a subir a lo alto. Las obras en la valla de Ceuta son un poco más complejas. Los trabajos incluyen instalar una hidráulica bajo el puente de El Tarajal, impidiendo así que cualquier persona pueda traspasar la frontera bajo el agua.

En Melilla, además de instalar la nueva malla en la parte interior y exterior de las dos vallas, se van a eliminar los flejes abatibles que hay situados en lo alto de la valla exterior, la más cercana a Marruecos. Esta medida se realiza a propuesta de la Guardia Civil que tras presenciar muchos saltos ha visto como los inmigrantes utilizan ese fleje abatible para impulsarse y saltar hasta la siguiente valla. En definitiva, que les ayuda en sus propósitos de superar la frontera, en lugar de obstaculizarles el trabajo.

El jueves se produjo el último salto protagonizado por medio centenar de personas, de los que 21 lograron entrar a España. La situación en los campamentos del Gurugú es sobrecogedora. Tras siete semanas sin saltos multitudinarios, hay más gente que nunca esperando su momento para alcanzar su sueño.