Como sucede cada último fin de semana de octubre, los relojes deberán retrasarse una hora la próxima noche en cumplimiento de una directiva que afecta a todos los países de la UE. Cuando las agujas lleguen a las tres de la madrugada (3.00 horas del domingo), pasarán a ser las dos (2.00). El cambio de horario tiene como objetivo aprovechar más la luz solar, lo que en España puede suponer un ahorro de hasta el 5% en el consumo eléctrico de iluminación, según el Ministerio de Industria. La práctica de atrasar el reloj una hora en invierno y adelantarlo en verano se generalizó a partir de 1974 y se aplica como directiva desde 1981.

Este cambio de hora en la madrugada del próximo sábado permitirá a Andalucía un ahorro eléctrico acumulado equivalente al consumo de 30.000 personas, según la Agencia Andaluza de la Energía.

NIÑOS Y ANCIANOS Por otro lado, el cambio horario afectará en mayor medida a niños y ancianos y puede suponer dificultades para conciliar el sueño, aunque será "menos dramático" que el de marzo, según el coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón de Sevilla, Hernando Pérez.

Aunque la idea del aprovechamiento diurno de luz natural fue planteada en el XVIII por el científico y diplomático estadounidense Benjamín Franklin, el período de hora de verano se aplicó por primera vez durante el transcurso de la I Guerra Mundial, para mantener las fábricas abiertas una hora más.