El derretimiento de las plataformas de hielo de la Antártida está contribuyendo de forma paradójica al aumento de la banquisa austral, la capa de hielo flotante que rodea el continente blanco. Esta es al menos la explicación, o una de las explicaciones, que aporta un estudio encabezado por Richard Bitanja y otros investigadores del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos que ha publicado la revista especializada Nature Geoscience.Los expertos en dinámicas del hielo están sorprendidos porque el proceso de deshielo marino tan visible en el Ártico en los últimos 30 años no solo no se produce en el polo sur, sino que incluso allí la banquisa ha aumentado su extensión (concretamente, una pequeña pero significativa expansión del 1,9% por década desde 1985). Y todo ello pese a que la Antártida continental está perdiendo masa a una velocidad de 250 gigatoneladas por año. Es decir, aunque se reduce ligeramente el hielo asentado en tierra firme, aumenta el hielo que flota alrededor del continente.

La hipótesis principal hasta ahora sugería que el fenómeno obedecía ante todo a cambios en los patrones atmosféricos, pero según Bitanja y sus colegas hay algo más.

Los científicos saben desde hace varios años que el deshielo en la Antártida forma una capa fría y fresca sobre la superficie del mar que protege el hielo marino de las aguas más cálidas y profundas. Sin embargo, no estaban seguros de si había ayudado a la expansión del hielo marino observada, como lo ha hecho ahora el nuevo estudio.

Datos de satélites y boyas

Para llegar a estas conclusiones, los autores analizaron, a través de satélites y observaciones de boyas, la temperatura y salinidad del océano en el período 1985-2010. Luego se compararon los cambios observados en los datos con el modelo climático global que determina cómo la Antártida pierde 250 gigatoneladas de hielo cada año y cómo afecta esto al océano.

Bintanja señala que el agua del deshielo, de baja densidad, se acumula en las capas altas del océano formando un tapón de agua dulce fría que vuelve a congelarse en otoño e invierno generando la expansión del hielo marino en la zona en esa temporada del año. En invierno, el agua de deshielo fácilmente se convierte en hielo, ya que se congela a 0oC, por encima del agua salda del mar, que lo hace a -2oC.

"Prevemos que este mecanismo sea un importante factor que compense, a nivel regional y estacional, el efecto invernadero y el retroceso del hielo marino asociado", ha destacado Bintanja.