Lo que sucedió debe ser investigado exhaustivamente para que no vuelva a repetirse", dijo el gobernador del estado de Rio Grande do Sul, Tarso Genro sobre el desastre que abate a Brasil. Genro, una figura histórica del Partido de los Trabajadores sabe que las llamas y el humo tóxico que segó en la discoteca Kiss la vida de 231 jóvenes, y amenaza seriamente a otros 80 heridos, puede trasladarse muy pronto a la política.

En medio del dolor de los deudos, de las funerarias que no dan abasto y del miedo que atraviesa a las familias que cuidan a los heridos, las autoridades quisieron dar una señal de eficacia y detuvieron al dueño del local, Elissandro Sphor, conocido en el pequeño mundo de la noche de Santa María como Kiko. La policía arrestó a su vez al vocalista de banda Gurizada Fandangueira, quien aparentemente disparó en el escenario la bengala fatal, y al responsable escénico del grupo. Mauro Hofman, socio de Kiko, se entregó a laas pocas horas. Según O Globo, la policía sospecha que los detenidos han adulterado pruebas que los pueden comprometen.

A medida que transcurren las horas de desasoiego, lo ocurrido en la ciudad de Santa María, a 300 kilómetros de Porto Alegre, empieza a mostrar, además de la calamidad humana, una historia paralela de negligencia y corrupción. La discoteca está a nombre de la madre y la hermana del propietario, su licencia estaba caducada y los extintores de incendio no funcionaban. Tampoco contaba con una salida de emergencia apropiada. Kiss tenía un sistema de seguridad interno, pero la policía no encontró ninguna imagen.