Una conspiración empresarial, un alto ejecutivo que contrata a un detective, un montaje tecnológico de última generación, conexiones con el poder- Aunque lo parezca, no es la trama de un episodio de sagas como Misión imposible, sino los ingredientes de un caso real en que estaba implicado como víctima Ignacio López del Hierro, el marido de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y que desveló el Cuerpo Nacional de Policía en una investigación sobre una red de detectives que traficaba con datos personales.

Tras meses de seguimientos y pinchazos, 189 personas han sido imputadas. De ellas 40 son detectives, y el resto, funcionarios y empleados de empresas de telefonía con acceso a datos confidenciales que vendían por importantes sumas de dinero.

Según fuentes cercanas a la investigación, los hechos se producen cuando el presidente de la empresa Neoris, Marcos de Pedro, descubre que algunos miembros del consejo de administración de su empresa han decidido reunirse a sus espaldas en un conocido restaurante madrileño. El hecho de que la empresa estuviera en un momento delicado disparó los temores del presidente de que podía estar siendo víctima de un complot.

Grabadora ultramoderna

"Estaba obsesionado con saber lo que se hablara en esa comida. Eso le llevó a contactar con el detective privado Juan Manuel Olivera, de la empresa Vertex, al que hizo un encargo concreto: tenía que grabar todo lo que se hablara en esa comida", cuentan fuentes cercanas a la investigación. Para acometer esa tarea, el detective organizó un plan de película. Buscó una grabadora de última generación capaz de orientarse hacía un punto en concreto y registrar todo lo que allí se comente, con un tamaño razonable para no ser detectada. "Es tecnología punta, a la que solo suelen tener acceso los servicios secretos. Son grabadoras que puede haber solo una o dos en España. Llegó a buscar en Italia", comentan esas fuentes.

La comida en cuestión se acabó celebrando el 19 de septiembre, y fueron cuatro los comensales. Pero para garantizar la fiabilidad de la grabadora recién comprada, dos mujeres de la agencia fueron a comer con anterioridad para comprobar la eficacia del plan, y contar con una opción B si los comensales acababan reunidos en una mesa demasiado alejada. Cuentan las mismas fuentes, que el detective, cuando supo que entre los comensales a espiar había el marido de una dirigente político, llegó a incrementar la factura del encargó, del que se habla que podía haber facturado unos 15.000 euros, porque hizo creer que Ignacio López del Hierro llegaría con escolta. Algo completamente falso. Cuando el detective Olivera fue detenido, los investigadores encontraron en su despacho una carpeta con la transcripción de lo hablado en la comida, por lo que la grabadora habá cumplido su cometido perfectamente.

80 discos duros por mirar

¿A quién más espió la trama? La red tenía capacidad de vender cada mes datos de hasta 3.000 personas. La policía no ha empezado a estudiar los 80 discos duros intervenidos en los registros de algunos despachos y de los que se sospecha empezaran a aparecer las listas de los personajes espiados. Entre ellos, la hermana de la princesa Leticia, Telma Ortiz.