Bruce Springsteen continúa demostrando, concierto a concierto, que no aparenta sus 62 años cuando se sube a un escenario. Anoche en Sevilla, donde el cantante estadounidense ha empezado la gira europea de su último disco, The Wrecking Ball, que el jueves y el viernes recalará en Barcelona, el Boss desplegó toda su energía roquera durante tres horas en el estadio de la Cartuja acompañado de su legendaria E Street Band, entregándose tanto a un público joven como a veteranos y curtidos seguidores con su discurso potente y reivindicativo, que incluyó un guiño a "los indignados del 15-M".

Sin embargo, y a pesar de que el escenario se dispuso para utilizar solo la mitad del recinto, Springsteen no llenó y, según algunas fuentes, de las 34.000 entradas disponibles, solo logró vender tres cuartas partes. El músico se mezcló con el público y, como había avanzado, bajo una tórrida temperatura de 35 grados "sudó como un perro" en una actuación en la que no cesó de bailar y de recorrer el amplio escenario de 800 metros cuadrados presidido por dos banderas, una de Estados Unidos y otra de España.

Viejos y nuevos temas

Vestido de negro, Springsteen encadenó viejos y nuevos temas, donde lanza dardos contra los banqueros de Wall Street en Death of my hometown, en el que reza "Destruyeron nuestras familias, fábricas y se llevaron nuestras casas, dejaron nuestros cuerpos en la intemperie, los buitres recogieron nuestros huesos", y siguió con sus críticas hablando diversas veces en castellano y recordando los "malos tiempos" que han hecho perder "trabajo y casas". Y como una llamada a la esperanza en los duros tiempos de crisis que corren, cantó Shackled and Drawn, cuyo estribillo dice "Los tiempos difíciles vienen, los tiempos difíciles van".

"Nuestro corazón está con vosotros", añadió el cantante, que también tuvo un recuerdo para el fallecido saxofonista Clarence Clemons, fallecido en junio pasado. Su lugar lo ocupa ahora su sobrino Jake Clemons. Al desaparecido músico, el Boss le dedicó Tenth Avenue Freeze-out, que evocó su entrada en la banda y que significó un sentido homenaje al mostrar imágenes suyas en medio de un emotivo silencio a media canción.