Bélgica entera, olvidadas temporalmente las fracturas lingüísticas y regionales, está rindiendo unida este viernes un homenaje a los 22 niños y los seis adultos fallecidos en el trágico accidente de autocar en Suiza el pasado lunes por la noche. "Los niños hacen la unidad", comentaba un analista político, modificando la divisa nacional belga: "la unidad hace la fuerza".

En una jornada de luto solemne, con las banderas a media asta, el país ha guardado un minuto de silencio a las 11 de la mañana, especialmente en las instituciones políticas, los medios de audiovisuales de comunicación, las escuelas y los transportes en común.

A continuación las iglesias del conjunto del país han hecho sonar sus campanas para acompañar el profundo dolor que sienten los habitantes de Bélgica. Los niños de las escuelas de Lommel y Heverlee, de donde procedían las víctimas del accidente, han soltado globos hacia el cielo.

Repatriación de los fallecidos

Los cuerpos de los 28 fallecidos en el accidente han llegado esta mañana a Bélgica, repatriados a bordo de tres aviones militares C-130, que han aterrizado en el aeropuerto militar de Melsbroek.

Seis de los 24 niños heridos han regresado también ya a Bélgica por vía aérea. En contra de las informaciones facilitadas la víspera, finalmente ningún niño herido ha regresado al país por carretera. Otros niños podrían ser repatriados a lo largo de las próximas horas. Cuatro de los niños heridos, tres de los cuales se encuentran en estado muy grave, deberán continuar en los hospitales suizos porque no estado no permite ningún desplazamiento.