La Audiencia provincial de Sevilla apelaba ayer a la necesidad de guiarse por los derechos fundamentales y no por "las emociones" o la presión mediática y social para tratar de aclarar los motivos que la han llevado a condenar a Miguel Carcaño a 20 años de cárcel por el asesinato de Marta del Castillo y a absolver al resto de los adultos implicados al no hallar datos objetivos para condenarlos. El fallo ha caído como un mazazo en la familia de la chica, que pedía 53 años de cárcel para Miguel y entre 5 y 8 para el resto por encubrimiento.

Todavía en caliente, el padre de Marta hablaba de un fallo "sin pies ni cabeza" motivado por presiones políticas --la absuelta María Mendaro es hija de un cargo local del PSOE-- y anunciaba que presentará recurso ante el Tribunal Supremo e incluso a instancias internacionales.

Y es que, como reconocía después su abogado, era muy difícil probar el delito de violación sin que haya aparecido el cuerpo de Marta, asesinada hace ahora tres años. Tampoco se podía condenar a Javier Delgado, hermano de Carcaño, por encubrir a un familiar.

INVESTIGACION "DE LIBRO" Por si fuera poco, la propia policía había admitido en el juicio que no tenía datos científicos contundentes contra Samuel Benítez, amigo de Miguel, ni contra María García, novia de Delgado. Unas afirmaciones que, sin embargo, chocaban con las realizadas durante la instrucción, en las que el jefe de la Policía Nacional defendió una investigación "de libro" y sostuvo que había pruebas "más que suficientes" para condenarles.

Sin embargo, el extenso fallo, de más de 140 páginas, ha venido a quitarle la razón. Estima que las únicas pruebas objetivas obtenidas durante las 19 sesiones que duró el juicio fueron las confesiones del principal implicado y los restos de ADN, que solo involucran a Carcaño. Y la sentencia insiste en uno de los pilares básicos del Estado de derecho: que la presunción de inocencia prevalece en ausencia de pruebas de cargo.

UN GOLPE CERTERO Por estos motivos, la Sección Séptima de la Audiencia da por bueno que hacia las 21 horas del 24 de enero del 2009 Miguel llevó a Marta del Castillo, que tenía 17 años, a su casa, donde discutieron a cuenta de la relación sentimental que arrastraban. Por sorpresa, el joven, por entonces de 21 años, cogió un cenicero y golpeó en la sien a la chica, que cayó fulminada al suelo.

Poco después llegó el menor involucrado y ya condenado por encubrimiento, Javier García, El Cuco, quien "junto a una tercera persona no identificada" ayudó a Carcaño a sacar el cadáver de la casa en una silla de ruedas y deshacerse de él en "un sitio que se desconoce".

En este sentido, subraya que si el menor no fue condenado por violar a Marta con ayuda de Miguel, tampoco puede serlo este como coautor de violación. Y da por bueno que su hermano estuvo trabajando en un bar y que la novia de este llegó más tarde y ya no vio nada.

El tribunal condena a Carcaño a indemnizar con 340.000 euros a la familia, pero no aprecia intención directa de faltar al respeto al cadáver, como sostenía el fiscal También rechaza que los imputados tengan que pagar los 600.000 euros que ocasionó la búsqueda del cadáver, un gasto "inherente a la obligación de la policía".