En catorce años de estancia en la costa este de EEUU, el cordobés Antonio Díaz Blanco ha vivido varios huracanes, pero no tan de lleno como el Irene , cuya sola amenaza ha paralizado ciudades como Nueva York. Antonio es profesor de Latín en una high school --un instituto-- de Beaufort, una pequeña localidad a 20 minutos de Morehead City, la ciudad donde vive, en Carolina del Norte, el primer estado donde Irene tocó tierra el pasado sábado. "Ha sido impresionante, porque el ojo del huracán nos ha pasado justo por encima. Ha habido vientos de hasta 105 millas (167 kilómetros) por hora y una lluvia torrencial durante día y medio", explicaba ayer este profesor cordobés, con quien Diario CORDOBA ha contactado por e-mail. "Muchas zonas cercanas al instituto se han inundado y todavía están sin electricidad --añadía--, de modo que se han cortado las clases".

La situación, aunque menos grave de lo que se auguró, no ha sido fácil para los habitantes de Morehead City, como muestran las fotos tomadas por este cordobés al salir de casa, después de 40 horas sin electricidad. Arboles caídos, gigantescos anuncios publicitarios arrancados por el viento o cubiertas enteras de edificios que han volado. "Ha sido una experiencia más de mi estancia aquí, pero he tenido suerte --señala Antonio Díaz desde su hogar en Carolina del Norte--, porque ningún árbol, y aquí hay muchísimos porque es una zona boscosa, o poste eléctrico han caído sobre mi casa".