Imaginemos una Tierra cubierta completamente por un océano y un navegante a bordo de un barco. ¿Pesará lo mismo en todos los rincones de la inmensidad marina? La respuesta es no. Casi lo mismo, pero no lo mismo. La composición interna del planeta, el movimiento de rotación y la forma irregular de la Tierra --que no es exactamente esférica--, entre otros factores, influyen en la gravedad. Ayer, la Agencia Europea del Espacio (ESA) presentó la cartografía más precisa que refleja estas diferencias.

El mapa ha sido obtenido por el satélite europeo GOCE tras dos años de trabajo. La ESA explicó en un comunicado que se trata del modelo más preciso jamás realizado del geoide, "la superficie imaginaria que tendría la Tierra si un océano la cubriera en ausencia de corrientes y mareas", que son un resultado de la influencia de la Luna y el Sol. La forma, definida así solo por el campo gravitatorio, muestra en rojo las zonas donde la gravedad es mayor y en azul aquellas donde es inferior a la media. Aunque la patata resultante es una representación que acentúa 10.000 veces los datos, ilustra que lo que tenemos bajo los pies no es una masa uniforme.

Los datos obtenidos mediante satélites llegan a una precisión insospechada, pero gracias a mediciones efectuadas en tierra y en el mar se sabe desde hace tiempo que la gravedad no es la misma en todos los rincones del planeta. Como explica Albert Casas, catedrático de la Universidad de Barcelona (UB), la media terrestre es de 9,80 metros por segundo al cuadrado (m/s2), pero en los polos puede llegar a 9,83 y en el ecuador se queda en 9,78. "Podriamos decir que sería ventajoso vender oro en los polos y comprarlo en el ecuador, pero son diferencias tan pequeñas que nunca valdría la pena", afirma. En este caso, el cambio obedece a que el radio de la Tierra es un poco más corto en el ecuador, pero hay otros factores que también influyen en la gravedad, como la distribución interna de las rocas terrestres.