No estaba en el guión, pero Gibraltar ha acabado protagonizando la visita a España del Príncipe de Gales y su esposa, la duquesa de Cornualles. La mención al "contencioso" que hizo el príncipe Felipe en su discurso de bienvenida ha generado un río de comentarios, tanto en la prensa como en el propio entorno del viaje.

El asunto se coló ayer en el encuentro que Carlos de Inglaterra mantuvo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, según se informó desde la Moncloa, aunque la embajada británica negó que este tema hubiera estado presente en la conversación.

Al margen de este desmentido, el Peñón ha eclipsado un viaje que partía con marcado acento económico y medioambiental --han sido múltiples los encuentros mantenidos por Carlos y Camila con empresas dedicadas a este sector-- y tenía el morbo de ser la presentación oficial de la duquesa de Cornualles en España.

EN SEGUNDO PLANO No debe ser fácil llenar el hueco que dejó Lady Di. Lejos del magnetismo de la princesa de Gales, el paso por Madrid de la segunda esposa de Carlos ha dejado la impronta de una mujer que parece buscar su sitio en el imaginario popular de la realeza. Discreta y siempre en un segundo plano, pero sin disimular su interés por mostrarse simpática y en todo momento sonriente, Camila nunca será la princesa del pueblo, pero demuestra que quiere ganarse el puesto. Un detalle: ayer, a la entrada del Ayuntamiento, sólo ella reparó en la gente que había asomada a los balcones. Sin que nadie la reclamara, por tres veces les lanzó saludos con la mano, hasta que logró arrancar un aplauso en todas las ventanas colindantes a la plaza de la Villa.

Eran las 11 de la mañana y Carlos y Camila se disponían a atender el segundo de los nueve actos programados para el día. Después del encuentro de la Moncloa, recibieron las Llaves de Oro de Madrid de manos del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, provocando la anécdota cómica de la jornada, cuando Carlos le dijo al edil: "Espero que no hayan cambiado la cerradura el día que vuelva".

CONCIERTO BENEFICO Tras su paso por el ayuntamiento, la pareja separó sus caminos. El príncipe se dirigió al Centro Tecnológico de Repsol y Camila a las instalaciones donde la ONCE entrena a sus perros guía. Acompañada por la princesa Letizia, la duquesa de Cornualles se mostró muy interesada por las técnicas de adiestramiento de los canes y amadrinó un cachorro, de nombre Columbus. Después de almorzar con los Reyes en la Zarzuela y reunirse con la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, la pareja acabó su jornada asistiendo a un concierto benéfico. Hoy y mañana completarán su visita por tierras andaluzas.