Ayer empezaban a llegar noticias de la situación en el noreste de Birmania tras el seísmo de 6,8 grados del jueves. La Cruz Roja hablaba de al menos 120 muertos, mientras que el régimen birmano admitía 77, pero era de temer que las cifras aumentaran a medida que los servicios de rescate accedieran al estado de Shan.

Shan es un área montañosa, poco poblada y de difícil acceso que forma parte del Triángulo de Oro de la droga, donde convergen las fronteras de Birmania, Tailandia y Laos. Las tropas gubernamentales birmanas y guerrillas étnicas rebeldes ligadas al narcotráfico se disputan el control de la región.