El seísmo japonés será el más costoso de la historia. Era previsible, ya que nunca antes un terremoto había desatado una secuencia de calamidades que incluye un tsunami con olas de 10 metros, un desastre nuclear y una alarma alimentaria. Tokio cuantificó ayer la factura en 309.000 millones de dólares, es decir, unos 220.000 millones de euros. Esta cifra equivale al 6% del PIB del país nipón.

Es una cifra que supera todas las expectativas. Dobla a la del seísmo de Kobe de 1995, hasta ahora el peor desastre de Japón, y supera a la del huracán Katrina del 2005 en EEUU, que hasta dos semanas atrás parecía imbatible.

Supera también las previsiones de 235.000 millones de dólares del Banco Mundial y los 200.000 millones de dólares de Goldman Sachs. La estimación no prevé los costes por los cortes de energía.

Los expertos aseguran que la factura seguirá subiendo mientras no se resuelvan los problemas en la central de Fukushima. El Gobierno destinará un fondo especial para la reconstrucción del país. Según el Banco Mundial, Japón necesitará cinco años para rehacer los desperfectos.

El terremoto y el seísmo arruinaron parte de las infraestructuras del noreste del país. Muchas de las grandes compañías nacionales se han visto obligadas a cortar la producción porque sus instalaciones quedaron dañadas.