Los países de la Unión Europea (UE) realizarán pruebas de resistencia "voluntarias" en las centrales nucleares de Europa en la segunda mitad del año, anunció ayer el comisario de Energía, Günther Oettinger, al concluir la reunión con responsables de seguridad nuclear de los Veintisiete y de las empresas operadores de las centrales.

El objetivo de las pruebas será evaluar la capacidad de las centrales nucleares europeas para hacer frente a las deficiencias que han conducido al estado de emergencia en la central de Fukushima de Japón, en especial sus sistemas de parada automática en caso de terremoto y la capacidad de sus sistemas de suministro energético de emergencia.

"El principio de realización de las pruebas ha sido aceptado. Nadie se pronunció en contra", precisó Oettinger, para indicar a continuación que confiaba que todos los países aceptaran participar en ellas. La Comisión Europea quiere que las pruebas de resistencia de las centrales no se limiten a los países de la UE, sino que incluyan las instalaciones nucleares de los países vecinos, como Suiza, Rusia y Turquía.

Los criterios técnicos que se utilizarán para realizar esas pruebas, los procedimientos y las condiciones se fijarán posteriormente en una reunión internacional, en función de las lecciones del accidente de Japón y tras consultar a los expertos y a la Agencia Internacional de la Energía Atómica, explicó Oettinger. Los representantes de las empresas operadores de las centrales y el propio comisario reconocieron que esas pruebas serán "costosas".

Francia, el país con más centrales nucleares de la UE, decidió anticiparse y anunció ayer que revisará todas sus centrales en base al accidente de Japón para tranquilizar a la población. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, subrayó que las centrales del país son las más seguras de mundo, informa Elianne Ros.

NUEVAS DECISIONES ALEMANAS El accidente de Fukushima seguió marcando ayer la política alemana. La cancillera Angela Merkel, en un paso más en su cadena de rectificaciones en política energética, anunció el cierre de las siete centrales nucleares más antiguas del país durante los tres meses que dure la moratoria sobre la ley de prolongación de la vida de los reactores alemanes.

El anuncio del lunes implicaba ya la desconexión definitiva de tres plantas que cumplían sus plazos de vida útil en ese tiempo, pero Merkel ha querido ampliarlo a todas las centrales construidas antes de 1980, como pedían oposición y movimiento antinuclear.

Además, la planta de Krümmel, que no pertenece al grupo pero que está actualmente desactivada por avería, no volverá a funcionar hasta que pase la moratoria y solo si supera las pruebas para verificar la seguridad de las centrales alemanas.

"PUNTO DE INFLEXION" Merkel insistó, una vez más, en que lo ocurrido en Japón es un "punto de inflexión" para justificar los cambios, aunque parecen obedecer realmente a estrategias electorales. La democracia cristiana (CDU) de Merkel se juega el 27 de marzo el gobierno del estado de Baden-Württemberg que controla desde 1953 y que alberga cuatro de las 17 centrales del país. El resto están repartidas en otros cuatro estados gobernados por el partido de la cancillera. No es casualidad que Merkel realizara el anuncio tras reunirse con todos ellos para contrarrestar la imagen de una Alemania pronuclear conservadora, la peor propaganda electoral en este momento.