"OK, Paolo". Este inocente mensaje de texto, compuesto en un móvil, fue enviado a un programa deportivo de la televisión pública italiana (RAI), que lo pasaba en la parte inferior de la pantalla, mezclado con otros textos remitidos por los aficionados al fútbol. A cientos de kilómetros, en las celdas de una prisión de máxima seguridad, un grupo de selectos reclusos lo leían, lo descifraban y actuaban en consecuencia. Lo que habían recibido, camuflado entre mensajes de vítores por un gol o críticas a un árbitro, recogidos por el programa Quelli del calcio (Los del fútbol), era una comunicación cifrada entre mafiosos en libertad y mafiosos en la cárcel.

La existencia de estos mensajes ha sido revelada ahora por el ex fiscal antimafia y actual fiscal de Ancona, Enzo Macrì, que tuvo conocimiento de este sofisticado sistema de comunicación la pasada primavera gracias a un chivatazo. "Lo que nos sorprendió fue la aparente banalidad del contenido de los SMS, detrás de los cuales se escondían informaciones puntuales dirigidas a los capos, que no podían comunicarse con el exterior a causa del régimen carcelario", ha explicado Macrì. El fiscal ha puntualizado que los responsables del programa desconocían este sistema.

Tras el chivatazo, la dirección general de prisiones ha desactivado las tarjetas de teletexto de los televisores de las prisiones afectadas. También se han descubierto intermediarios inusitados, como un capellán de prisiones y un celador.