"No es descabellado imaginar un super-Nadal que golpee la pelota con una precisión sin precedentes gracias a un implante cerebral". Medio en broma, medio en serio, Paul Verschure deja caer esta afirmación para explicar las perspectivas de su investigación. Este investigador de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona forma parte de uno de los equipos más avanzados del mundo en el desarrollo de prótesis para el cerebro. Concretamente, sus trabajos actuales se centran en el cerebelo, la región del encéfalo implicada en el control del tiempo y el movimiento.

La filosofía del Grupo de Sistemas Perceptivos, Emotivos y Cognitivos Sintéticos, que Verschure coordina, es la siguiente: "La teoría es el artefacto". Por ello, para entender cómo funciona el cerebro, Verschure y sus colaboradores se han propuesto nada menos que fabricar una copia electrónica. De momento, el esfuerzo del grupo se ha concretado en un experimento que se está realizando en la Universidad de Tel Aviv. El objetivo final del estudio es averiguar si una prótesis electrónica puede reemplazar, en una rata, las funciones del cerebelo. La esperanza de Verschure es que puedan suplantar lesiones cerebrales.