A falta de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UE delimiten los grupos de riesgo de la gripe A, la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, anticipó ayer qué colectivos tendrán garantizada la vacuna cuando esta se encuentre disponible, algo que por ahora se ignora y que, además, está provocando ciertos roces entre los responsables médicos de ambos organismos internacionales. Son estos: los trabajadores sanitarios y de otros «servicios esenciales básicos» como policías, bomberos, empleados del transporte público o funcionarios de prisiones; las mujeres embarazadas; las personas con patologías crónicas severas del tipo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, diabetes o insuficiencia renal; y, por último, todos los menores de 14 años.

Los tres últimos grupos suman cerca de 12 millones de personas (seis millones y medio los niños, cuatro millones y medio los que padecen patologías y 500.000 las encintas), por lo que Jiménez considera que las 37 millones de dosis reservadas, teniendo en cuenta se requieren dos dosis por persona vacunada, serán suficientes para enfrentarse al virus H1N1. La exacta acotación de quienes componen esos «servicios esenciales básicos» se llevará a cabo próximamente en una reunión entre Sanidad y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

LAS INCÓGNITAS / Pero el anuncio que hizo ayer la ministra en el Congreso no supone, ni mucho menos, ningún aval de que los integrantes de esos cuatro colectivos con vacuna garantizada vayan a escaparse de la enfermedad. Para empezar, se desconoce cuándo estará listo el compuesto. «¿Cuándo?», le preguntaron los grupos parlamentarios a Jiménez, y ella, como en otras ocasiones, contestó que lo desconocía, que eso era algo que no dependía del Gobierno sino de las empresas farmacéuticas. «Conviene hacer pedagogía —dijo—. La elaboración tiene un largo proceso. Ahora estamos en el momento de hacer ensayos». Es posible, por tanto, que llegue pasado el otoño, con la epidemia gripal ya avanzada. Y para que una vacuna antigripal surta efecto tiene que administrarse tres semanas antes de que aparezcan los virus contra los que inmuniza. Pese a su precaución, Jiménez mostró optimismo. «Se está planteando acortar los plazos de los ensayos —señaló—. Quizá la vacuna esté disponible en octubre. Repito: quizá». Sin embargo, es ahí, en la anunciada reducción de los tiempos, donde puede darse otro problema.

ACELERACIÓN / En un intento de inocular antes del invierno a la población de riesgo, la Agencia Europea del Medicamento está acelerando el proceso para aprobar la vacuna, básicamente autorizando que las farmacéuticas se salten las preceptivas pruebas con humanos. «Todo el mundo está haciendo todo lo que puede en una situación que está lejos de ser ideal. Con el invierno acercándose, hemos de asegurar que la vacuna estará disponible», dijo ayer un portavoz de la agencia europea.

Sin embargo, hay expertos que ya han dado la voz de alarma. Consideran que pisar el acelerador en este delicado campo puede traer consigo dos problemas: por un lado, sin un periodo de pruebas con humanos resulta difícil calcular qué dosis será efectiva contra la gripe A, por lo que la vacuna puede acabar siendo demasiado débil; por otro, aunque es improbable que la vacuna pueda poner a alguien en peligro, nada está asegurado hasta que se usa con un elevado número de personas. «No podemos ceder en la seguridad de las vacunas —declaró el máximo responsable para la gripe de la OMS, Keiji Fukuda, a la agencia AP—. Hay algunos campos en los que se pueden tomar atajos, pero hay otros en los que no, de ninguna manera».

FORMACIÓN DE MÉDICOS / Por otra parte, los médicos de familia españoles podrán realizar, a partir de septiembre, cursos de formación sobre gripe A para enfrentarse así a la situación que puede deparar la pandemia en los próximos meses. Las nociones sobre la enfermedad se impartirán a través de internet. La iniciativa pretende que este personal refresque de esta manera sus conocimientos.