El Ministerio de Sanidad está sumido en una cierta perplejidad por la agresividad del virus de gripe A en la mujer nigeriana de 33 años fallecida el jueves en Palma de Mallorca. Su titular, Trinidad Jiménez, y la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega mostraron ayer su preocupación porque hasta ahora los casos más graves se habían dado en personas que padecían enfermedades previas. Ante la sorpresa de los expertos por el comportamiento del virus en una mujer joven y sana, Jiménez anunció que ha comunicado el caso a la Organización Mundial de la Salud para que lo incluya entre "las excepciones de personas sanas que han fallecido". Aunque, aseguró, "es demasiado pronto para saber por qué la fallecida no respondió a ningún tratamiento".

Jiménez eludió hacer pronósticos sobre la posible incidencia de la gripe, pero admitió que la cifra puede ser "alta" y "similar" al número de fallecimientos que causa, de manera directa o indirecta, la gripe estacional, es decir, una media de 8.000 muertes al año. "Tenemos modelos teóricos de predicción, con un margen de error amplio, pero todavía no están completados. Por ello, no comunicaremos los datos precisos hasta que no tengamos certeza sobre su fiabilidad".

Según el Ministerio de Sanidad, la diferencia estriba en que los fallecimientos por gripe común se dan en personas que padecen otras enfermedades o tienen una edad avanzada, mientras que en los casos del virus A/H1N1 las autoridades están "esperando poder identificar los grupos con más riesgo; porque está afectando a personas más jóvenes". En estos momentos hay 1.280 personas infectadas en España, aunque la mayoría ya han sido dadas de alta. Aun así, 18 pacientes están graves e ingresados en las ucis de nueve comunidades autónomas.

Mirando a corto plazo, la ministra de Sanidad aseguró que "todavía es muy pronto para saber cuál va a ser el comportamiento del virus". Se está haciendo un seguimiento epidemiológico "muy intenso", reiteró, y se mostró convencida de que hay que "tener preparados los servicios sanitarios". Los esfuerzos se centran ahora en "mitigar los efectos de la enfermedad" y en "la adaptación de los servicios sanitarios".