Todo está ensayado y autorizado. Existen dos candidatos dispuestos, en Sevilla y Valencia, para ser los primeros enfermos que reciban un trasplante de cara en España. El azar y los rasgos de un donante idóneo (sexo, tono de piel, características anatómicas similares) decidirán qué centro marcará este hito en la medicina española. Los cirujanos Tomás Gómez, en el hospital sevillano Virgen del Rocío, y Pedro Cavadas, en el valenciano de la Fe, coordinarán los equipos de estas complejas intervenciones de las que solo hay siete precedentes en todo el mundo.

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) apuntó ayer, tras el visto bueno del Ministerio de Sanidad, que las operaciones podrían hacerse antes de fin de año. Sobre los candidatos se limitó a señalar que se trata de un hombre y una mujer, que han sufrido "graves deformaciones faciales y deterioro de algunas funciones de la cara, como la deglución o la visión". También aseguró que, como siempre, se mantendrá el anonimato de donante y receptor.

RASGOS FACIALES El coordinador de la ONT, Rafael Matesanz, se apresuró a comentar que las familias de los donantes, para los que se han puesto en marcha protocolos de captación, pueden estar tranquilos, ya que no se van a encontrar por la calle a nadie parecido a su pariente fallecido. Tampoco se plantearán problemas jurídicos, como han apuntado algunos expertos al estimar que podría ocurrir que un individuo lleve la cara de otro con diferente identidad. "En un trasplante de cara --explicó Matesanz-- no se transfieren los rasgos faciales del donante. El aspecto de cada persona lo aporta la estructura ósea. La piel de la cara solo es un apósito".

Matesanz recordó que los donantes deben haber sufrido una muerte encefálica "cerebral, no cardiaca", en la que los tejidos se deterioran. Cumplido este requisito, cualquier fallecido puede ser donante, siempre que su grupo sanguíneo, sexo y proporciones sean compatibles con el receptor, así como el color de la piel y su pigmentación "para evitar que parezca un parche".

La clave del éxito radica en la buena selección del receptor, que debe estar psicológica y físicamente preparado para someterse a un proceso quirúrgico y una rehabilitación de más de dos años, debe recibir medicación toda su vida y es posible que nunca logre controlar la expresión facial. Para Domingo Sicilia, cirujano plástico del Virgen del Rocío de Sevilla, se ha de tener en cuenta que si el injerto fracasa no ocurre como en el caso de una mano, que se retira y se vuelve a la situación anterior, sino que empeoraría su aspecto previo.