El médico Marcos Ariel Hourmann fue juzgado ayer en la Audiencia de Tarragona acusado de administrar en el 2005 una inyección letal de cloruro potásico a una anciana de 82 años en estado terminal y aquejada de continuos dolores. El fiscal, que pedía 10 años de prisión por homicidio, llegó a la conclusión de que el facultativo "creyó erróneamente que la paciente le pidió que acabara con su vida" y rebajó la pena a un año por homicidio imprudente, además de una multa de 1.620 euros. El procesado aceptó. El doctor aseguró que la anciana le pidió dos veces que la librara de su continuo sufrimiento, lo que hizo por "humanidad" y teniendo en cuenta que fallecería en pocas horas.