El círculo de amigos y conocidos de Marta del Castillo se confesó ayer "traicionado" e "impotente" ante el devenir de los acontecimientos, ya con cuatro detenidos por su presunta implicación y sin descartar más arrestos.

Son muchas las personas que se encargan de mantener viva la memoria de la menor en la barriada de Tartessos, que estos días se encuentra apagada y con los pormenores del caso como principal y casi único tema de conversación. En este sentido, el portal del número 3 de la calle Argantonio, donde la familia de Marta sobrelleva como puede lo sucedido desde el 10 D, se ha convertido en un santuario de veneración a la imagen de la chica, con ramos de flores, gran cantidad de carteles, fotografías y murales y velas permanentemente encendidas.

"Tengo los dedos ennegrecidos del humo de estar permanentemente encendiéndolas", reconoció a Europa Press una de las chicas que se han organizado en comandita para repartir carteles y renovar las velas del portal. Ella, junto a una amiga y dos chicos, eran testigos esta mañana de la primera comparecencia pública del matrimonio Del Castillo Casanueva desde que Marta desapareciera el pasado 24 de enero.

Poco antes de la rueda de prensa, vecinas de la barriada se interesaban por si había aparecido ya el cuerpo en el río, mientras otra residente hablaba sobre las últimas detenciones, expresando su ira al respecto. "Habría que matarlos a ellos, pero lentamente, para que sufrieran", dijo una de las mujeres, mientras un joven decía que lo mejor sería "soltarlos en medio de la calle, sobre todo cuando haya mucha gente como la que había en León XIII cuando el registro, porque no durarían ni diez minutos".

Otra de las jóvenes que formaba parte del círculo de amistades de Marta, Miguel, Samuel y el menor de 15 años detenido explicaba que los dos últimos fueron partícipes activos en todas las manifestaciones y movilizaciones convocadas a cuenta de la desaparición de Marta, por lo que los componentes del grupo se sienten "sucios" por "lo falso y lo cínico que fue, sobre todo, Samuel". "Estuvieron en el estadio del Sevilla, en la iglesia, y nos lo creímos todo", agregó.

"Nunca olvidaré aquel día que estuvo presente en la iglesia, con su bicicleta, llorando y asegurando que Marta iba a aparecer y que como se enterara de que alguien le había hecho algo era capaz de matarlo con sus propias manos. Incluso recuerdo qué ropa llevaba, y no se me olvidará en la vida: camisa rosa, pantalones oscuros, zapatos blancos", indicó. Los amigos de Marta concluyeron subrayando que "todo el barrio está conmocionado, triste y abatido, y en cada conversación que se escucha no se habla de otra cosa".