El ministerio británico de Defensa confirmó hoy que el submarino nuclear de su flota HMS Vanguard chocó a principios de febrero en medio del océano Atlántico con el submarino nuclear francés Le Triomphant, en un accidente que no causó heridos pero sí importantes daños en ambos buques.

El almirante Jonathan Band informó de un "contacto" entre ambos submarinos y aseguró que ocurrió a poca velocidad, pero no explicó por qué fallaron los sistemas de sonar que portan ambas naves y que debían haber advertido a las tripulaciones del peligro de colisión.

"Ambos submarinos están a salvo y no se produjeron heridos", dijo el almirante al leer públicamente un comunicado de las autoridades de Defensa, en el que se confirmó que la nave británica está ya de regreso en su base en el puerto de Faslane, en Escocia.

El HMS Vanguard, que fue botado en 1992, tiene capacidad para 135 tripulantes, pesa 16.000 toneladas, mide 150 metros de eslora y es uno de los cuatro submarinos de la Armada británica propulsados por un reactor atómico que lleva a bordo misiles balísticos Trident.

En total, tiene capacidad para llevar 48 cabezas nucleares en un máximo de 16 misiles y en 2007 fue sometido a una profunda renovación para garantizar su servicio hasta el año 2024.

Inicialmente, Defensa declaró que no hace comentarios sobre las operaciones de los submarinos de su flota, aunque aclaró que no se suscitó una situación en la que pusiera en riesgo la seguridad de los submarinos, de la tripulación o de las armas a bordo.

El diario sensacionalista "The Sun", que dio la primera noticia sobre la colisión en su edición de hoy, ofreció las declaraciones de un alto oficial de la Armada no identificado, quien destacó que en un choque de este tipo las consecuencias son "inimaginables".

"Es muy poco probable que se hubiera podido producir una explosión nuclear, pero sí existe la posibilidad de una fuga radiactiva. Peor aún, podríamos haber perdido la tripulación y las cabezas nucleares. Hubiera sido un desastre nacional", dijo.

Un portavoz de Defensa dijo a "The Sun" que "la capacidad disuasoria del Reino Unido ha permanecido inalterada en todo momento y que no se ha comprometido la seguridad nuclear".

El accidente provocó reacciones inmediatas de los partidos de oposición y de los grupos contrarios a las armas nucleares.

El portavoz del Partido Liberal Demócrata para cuestiones de Defensa, Nick Harvey, exigió al Gobierno que abra una investigación de manera inmediata y haga públicos sus resultados.

"Ahora que el incidente es del dominio público, los británicos, los franceses y el resto del mundo deben recibir garantías de que esto no puede volver a pasar y de que se están sacando conclusiones de lo que ha ocurrido", dijo Harvey.

Desde el Partido Nacional Escocés (SNP), Angus Robertson manifestó que "el ministerio de Defensa ha de explicar cómo es posible que un submarino que lleva armas de destrucción masiva colisione con otro submarino equipado con un armamento similar en medio del segundo océano más grande del mundo".

La organización Campaña por el Desarme Nuclear describió el incidente "como una pesadilla nuclear de primer orden" y su coordinador en Escocia, John Ainsile, dijo que este incidente "pone de relieve el peligro de tener submarinos nucleares en el mar cuando no existe una amenaza para Gran Bretaña".

"(Los misiles) Trident son un peligro para todos nosotros y no hacen nada para mejorar nuestra seguridad. Lo menos que se podría hacer es ordenar el regreso inmediato de los buques a sus bases", declaró.

Su compañera Kate Hudson advirtió de que "la colisión de dos submarinos, ambos con reactores nucleares y armas nucleares a bordo, podría haber emitido grandes cantidades de radiación y haber esparcido numerosas cabezas nucleares por todo el fondo marino".