La investigación acabó dando la razón a los padres de Marta del Castillo, que desde que la joven desapareció hace tres semanas aseguraban que su exnovio Miguel estaba implicado y reclamaban que la buscaran en las orillas del río Guadalquivir, donde un perro rastreador perdió su huella. La fuerza de los indicios "irrefutables" hizo que el muchacho se derrumbara y confesara que la asesinó a golpes tras una discusión y arrojó el cadáver al agua junto a un puente donde, ayer, los buzos rastreaban palmo a palmo para localizarlo.

Han sido 21 días de espera para la familia de Marta, que al final han tenido el peor resultado posible. Pese a la insistencia de sus padres, no fue hasta el viernes cuando la policía decidió detener a Miguel C. D., de 20 años, que hace un año mantuvo una relación sentimental con la chica que apenas duró dos meses. A él volvían siempre las pesquisas policiales, ya que fue la última persona que la vio con vida. Pasaron la tarde juntos y la dejó en su casa en torno a las 21.30 horas del pasado 24 de enero. Y aunque la relación era buena, la menor había confesado a su entorno que iba a pedirle explicaciones sobre unos rumores que estaba difundiendo sobre ella.

PISTAS EN LA VIVIENDA. La policía le citó tras encontrar pistas en el registro de su vivienda y ante las contradicciones en las que incurrió en sus declaraciones. Tras más de 20 horas en los calabozos, y ante la evidencia de las pruebas en su contra, se derrumbó y finalmente confesó. Volvieron a quedar ese día y, ya en su casa, mantuvieron una discusión. El le asestó varios golpes en la cabeza y la mató. Asustado, llamó a su amigo Samuel B. P., también detenido por colaboración, y se deshicieron del cuerpo. Mientras la familia se desesperó buscando a la menor, Miguel --en paro, con antecedentes por robo y procedente de una familia desestructurada-- defendió su inocencia y se refugió en casa de su actual pareja, una chica de 14 años con la que espera un hijo.

UN HILO DE ESPERANZA. Al conocer las detenciones a primera hora de la mañana, la familia de Marta aún mantenía un hilo de esperanza de que la menor estuviese viva, que se esfumó al enterarse de la confesión del joven. A partir de ese momento se encerraron en la casa para asimilar el duro golpe.

Durante todo el día, policía y Guardia Civil, junto a la Unidad de Emergencias del Ejército (UME) y voluntarios, rastrearon sin éxito debajo del viaducto que une Sevilla con Camas, donde fue arrojado el cadáver, aunque las mareas que hay en la zona y las lluvias de las últimas semanas han complicado los trabajos.

A última hora de la tarde, y apoyado por un centenar de vecinos que durante el día se concentraron ante la casa de Marta en señal de solidaridad, el tío de la niña leyó un comunicado en el que pedía justicia para que el asesino "no salga a la calle en pocos años". "No se debe ser blando o pensar en reinserción con un asesino frío y calculador", dijo, y aseguró que lucharán para que "otras familias no pasen este calvario".

SUSPENDEN LAS TAREAS. El dispositivo de búsqueda del cadáver de la joven Marta del Castillo suspendió sus trabajos por falta de luz a última hora de la tarde y los reanudará mañana a primera hora, según han informado fuentes de la Delegación del Gobierno en Andalucía.