La policía alemana sigue desconcertada ante una rocambolesca historia de crímenes que dejaría sin aliento al mismísimo Sherlock Holmes. El enigma de la asesina sin rostro , a cuya protagonista se le atribuyen tres homicidios desde 1993, ha vuelto a llenar las páginas de los diarios después de que el ADN de la sospechosa apareciera, en marzo, en el coche de los presuntos asesinos de tres hombres en Mannheim (al suroeste de Alemania). De ella se conoce su rastro genético y poco más. Y para mayor confusión, el retrato robot con el que trabaja la policía es el de una persona de apariencia masculina.

Los investigadores germanos todavía desconocen si el dibujo podría identificar a la asesina o a un supuesto cómplice. "En este expediente no podemos descartar ninguna posibilidad", admite Rainer Köller, portavoz de la comisión de investigación, un grupo que cuenta con 30 personas dedicadas en exclusiva a esclarecer el caso y que ha prometido 100.000 euros de recompensa a quien aporte pruebas veraces sobre la identidad y el paradero de la misteriosa delincuente.

La única imagen relacionada con la supuesta homicida fue confeccionada por la policía de acuerdo con la descripción facilitada en el 2006 por un testigo que vio a un individuo colarse en una casa de Sarrebruck tras romper un cristal con una piedra. La persona que resultó del retrato robot hizo sospechar inicialmente a la policía que se trataba de un hombre, pero todo se embarulló con los análisis efectuados en las huellas que dejó el ladrón en la piedra que arrojó contra la casa.

El ADN no solo era el de una mujer, sino que cotejado con el de los delincuentes buscados en Alemania, señalaba a la asesina sin rostro .