El recién estrenado AVE Madrid-Barcelona sufrió ayer por vez primera el azote de los ladrones de cobre que tantos dolores de cabeza habían causado ya a las constructoras que han levantado la línea del tren veloz. Dos cortes de un total de 40 metros de longitud del cable de la señalización causaron retrasos medios de 15 minutos en ocho de los 34 trenes que diariamente cubren el trayecto entre ambas capitales. Los más afectados fueron los convoyes que se dirigían hacia Madrid. El incidente se produjo entre las localidades madrileñas de Alcalá de Henares y Mejorada del Campo, a unos pocos kilómetros de Atocha, y los trenes que viajaban hacia esta estación no tuvieron tiempo de recuperar la demora, que acabó rondando los 18 minutos en la mayoría de los casos. Los que circulaban en dirección Barcelona lograron reducirla a unos 12 minutos.

Los cacos actuaron por etapas. Así, hacia las 13.40 horas se llevaron un primer tramo de cable de unos 20 metros de longitud, y unas tres horas después, hacia las 16.30 horas, otros 20 metros a unos 10 kilómetros de distancia. El resultado fue que en el tramo afectado no pudo restablecerse la normalidad hasta las 18.25.