El transbordador espacial "Atlantis" aterrizó hoy a las 09.07 hora local (14.07 GMT) en el Centro Espacial Kennedy, en Florida, tras doce días de misión en la Estación Espacial Internacional (EEI), donde los astronautas instalaron el laboratorio espacial "Columbus". La nave aterrizó en la pista uno en medio de cielos claros y después que el astronauta Steve Lindsey efectuara vuelos de reconocimiento en la ruta de aproximación del Atlantis y diera cuenta de fuertes vientos de cola en la altitud en la cual el transbordador debería iniciar un cambio de dirección para alinearse con la pista inicial.

El comandante de la misión, Stephen Frick, fue el encargado de dirigir la nave hasta Cabo Cañaveral, donde los familiares de los astronautas y directivos de la NASA esperaban a la tripulación de la nave. Nada más aterrizar Frick indicó a la Mesa de Control de la NASA: "Nos encontramos plenamente felices de haber regresado a casa. Gracias a todos por traernos seguros a Tierra", indicó Frick. El piloto Alan Poindexter y el comandante Frick iniciaron a las 12:59 GMT la maniobra que sacó a la nave, de 100 toneladas, de su órbita a unos 350 kilómetros de la Tierra.

El Atlantis completaba la órbita 202 de esta misión, a una velocidad de unos 27.700 kilómetros por hora cuando se encendieron los cohetes que, al frenar la nave la hicieron susceptible a la gravedad del planeta. Desde que se desacopló el lunes de la Estación Espacial Internacional, el Atlantis orbitó la Tierra cada 90 minutos. Durante la fase más peligrosa del retorno, el reingreso a la atmósfera terrestre, la cubierta térmica del transbordador soportó temperaturas de unos 1.000 grados Celsius.

Durante esta misión los astronautas del Atlantis instalaron el el laboratorio Columbus, de 2.000 millones de dólares (2.940 millones de euros), de la Agencia Espacial Europea. Tras el aterrizaje del transbordador, la Marina estadounidense tiene vía libre ahora para poder derribar el satélite espía "L-21" que se encuentra en caída hacia la Tierra.

La semana pasada el presidente George W. Bush ordenó el derribo del satélite espía porque existe el peligro de que en el choque con la atmósfera pudiese diseminar los gases tóxicos (hidracina) contenidos en su tanque de combustible. Las autoridades han asegurado que existen pocas posibilidades de que los restos del satélite caigan en zonas pobladas. La Marina espera hacer impacto en el satélite con un misil poco antes de que éste ingrese en la atmósfera a unos 240 kilómetros sobre la superficie terrestre.