La ciudad de Bagdad, ahora semidestruida por los bombardeos, acogió a los mejores maestros de la arquitectura del siglo XX antes de la era Sadam. Una exposición rescatará en Barcelona todos aquellos proyectos según una idea común del profesor de Universitat Politécnica de Cataluña (UPC) Pedro Azara y del embajador de España en Bagdad, Ignacio Rupérez.

Cuando llegó a Bagdad, Rupérez se encontró ya con una ciudad devastada, pero aún pudo recorrer las calles de Karkh y Russafa, y entrar en las antiguas mezquitas de Galaini y Kadhhimain. Ahora, en el Badgad actual, al exterior se sale con coches blindados, escoltas armados y chalecos antibalas. "Lo más recomendable --escribe el embajador-- es pasar desapercibido, vivir a escondidas y sin destacar, que nada se note detrás de los muros y los libros, conectado a internet...". Hace pocas semanas, entregó a la escuela de arquitectura de Bagdad un lote de 50 kilos de libros de arquitectura (donados por las editoriales Actar y Gustavo Gili) en una cita secreta, casi como si se tratara de material altamente radiactivo y peligroso.

Porque en Bagdad la universidad sobrevive rodeada de muros texas antibombas, con las bibliotecas y archivos devastados y el temor a los espías integristas y a las denuncias.

La exposición que se prepara en Barcelona contará con el apoyo del ayuntamiento, interesado en establecer una agenda de cooperación que incluso podría incluir la restauración del edificio de Sert, de estilo mediterráneo y propio de tiempos menos belicistas.