Ha hecho falta un ministro, el de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, una fiscala jefa y hasta el presidente de Ecuador, Rafael Correa, para insuflar al engranaje judicial catalán toda la diligencia de la que adoleció el pasado fin de semana en un juzgado de Sant Boi. Todos en danza al son de unas escandalosas imágenes que muchos han usado para dar un varapalo al sistema judicial español. La Fiscalía del Tribunal Superior de Justícia de Cataluña (TSJC) ha pasado, en tres días, de no estar presente en una declaración en el juzgado de guardia a pedir ayer la detención de Sergi Xavier Martín, de 21 años, el joven que agredió a una menor ecuatoriana en el interior de un vagón de los Ferrocarriles de la Generalitat mientras profería insultos xenófobas. Anoche seguía libre. Tras asegurar que no había recibido presiones de nadie pero sí reconocer que había estado en contacto con el fiscal general del Estado, la fiscala jefa de Catalunya, Teresa Compte, tomó las riendas para informar del cambio de criterio. La justificación fue que ahora ya disponen de un atestado policial que el sábado no tenían.

La orden de detención pretende evitar, según Compte, el riesgo de fuga hasta que la víctima declare en el juzgado donde se le invitará a corroborar si, tal y como reza el atestado, fue objeto de vejaciones racistas. Si es así, aseguró Compte, la fiscalía solicitará el ingreso en prisión. Fuentes judiciales explicaron ayer que la comparecencia de la menor podría producirse esta misma mañana.

Mientras la fiscala jefa justificaba la actuación de su subordinada y tiraba la pelota al tejado del juez --"no se nos informó de la gravedad"--, el juez, a través del gabinete de comunicación del TSJC, aseguró que la fiscala estaba informada desde primera hora de la mañana del sábado de que la agresión tenía connotaciones racistas, pero que no se presentó. Con sutileza, eso sí, fiscalía y juzgado estuvieron inmersos en un fuego cruzado durante todo el día. Un cruce de acusaciones en el que es imposible, como ya ha ocurrido otras veces, esclarecer cualquier responsabilidad.

Mientras su nombre estaba en bocas como la de Bermejo, el joven Sergi Xavier se paseó durante toda la tarde de ayer por su pueblo --la Colonia Güell, en Santa Coloma de Cervelló--, convertido en un plató de televisión. La noticia de su orden de detención fue emitida, hasta la saciedad, durante todo el día. Lejos de recluirse en su casa, Sergi Xavier no escatimó en paseos arriba y abajo para llegar a alardear, en el bar, de que aceptaría sin dudarlo ir a algún programa de televisión si le pagaban.

Paradójicamente --teniendo en cuenta que el motivo es evitar el riesgo de fuga--, fuentes judiciales explicaron ayer que no era probable que la detención se produjera antes de esta mañana. "La orden de detención de la fiscalía entró en el juzgado a las 15.40 horas y el juez ya se había marchado", explicaron las mismas fuentes que argumentaron que la recibió el juzgado de guardia y hoy, a primera hora, será remitida al magistrado del caso. La fiscala jefe insistió mucho en destacar que el sábado, cuando el joven pasó a disposición judicial, hubiera sido muy difícil --aunque hubiera estado la fiscalía-- solicitar la prisión porque faltaban dos cuestiones fundamentales.

Por una parte, la declaración de la menor --que pese a ser citada no compareció-- para explicar las vejaciones racistas y, por otra, un parte médico donde se acreditaran las lesiones.

Teresa Compte aseguró que la fiscalía hará todo lo posible para que, si se acredita que la joven padece daño psíquico, también sea considerado lesión.