La polémica por la muerte de Inmaculada Echevarría, la mujer de Granada con distrofia muscular que fue desconectada el miércoles del respirador artificial que la mantenía con vida, ha salpicado incluso al Vaticano. El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, aseguró ayer que el traslado de la paciente del Hospital San Rafael de Granada, gestionado por religiosos, al de San Juan de Dios, del Servicio Andaluz de Salud y donde falleció, se debió a una decisión de la Santa Sede.

En declaraciones a Antena 3, Chaves explicó que, tras recibir el respaldo del Comité de Etica y del Consejo Consultivo de Andalucía, los hermanos de la orden de San Juan de Dios "dieron la autorización para que a Echevarría se le retirara el ventilador en su centro". Sin embargo, horas antes de su muerte, la enferma abandonó el centro donde había permanecido los últimos 10 años e ingresó en otro público, según Chaves, "a consecuencia de Roma".

SIN JUSTIFICACIONES La consejera de Salud andaluza, María Jesús Montero, también atribuyó el cambio de hospital a "presiones internas" que "obligaron o condicionaron la solicitud de traslado". Montero explicó que, en el comunicado emitido el miércoles por la mañana, el Hospital San Rafael "no justificó" su decisión, y recordó que el centro ya había informado "de que compartía la decisión de Echevarría y puso a su disposición las instalaciones". La consejera insistió en el "comportamiento ejemplar" del que en todo momento ha hecho gala el hospital religioso y destacó que lo importante es que se ha cumplido el deseo de la paciente de interrumpir el tratamiento.

Su caso, apostilló, demuestra que "no se pueden imponer criterios religiosos ni ideológicos a la voluntad del enfermo".

EL FUNERAL Por otra parte, uno de los amigos más íntimos de Inmaculada Echevarría, Federico Olóriz, aseguró en su nombre, que, a día de hoy, "en este momento" y "gracias a Dios", el deseo de Inmaculada Echevarría "se ha cumplido", respecto a cómo ha ocurrido todo hasta la reciente celebración de un responso en absoluta intimidad, "tal y como ella quería", por lo que mostró su agradecimiento.

En declaraciones a los periodistas a las puertas del tanatorio del cementerio municipal de Granada, y tras la celebración de un responso a cargo del religioso que ella misma eligió, Olóriz insistió en que Inmaculada no quería que tras su muerte se celebrara ningún tipo de acto público, con el deseo de que, según reveló, "se le respetase no sólo a ella, sino también a la gente que ha estado a su alrededor durante muchísimos años".

Para todos ellos, y en nombre de Inmaculada, el abogado les mostró "un grandísimo agradecimiento", destacando a la Orden de San Juan de Dios, al Hospital de San Rafael, a todos los trabajadores que han hecho una labor que, según dijo, "sólo los que la conocen saben cómo es", a la asociación y a todas las personas que en algún momento de su vida estuvieron con ella.

Además, el amigo agradeció a los medios de comunicación, "a los que estáis aquí y los que no estáis", la preocupación y el apoyo recibido, así como el esfuerzo realizado por seguir este asunto "tan complejo". A su vez, pidió "respeto" para Inmaculada y todas las personas que la han ayudado en esta última etapa de su vida.