Desde que llegó el domingo a Tokyo, Michael Jackson no ha dejado de cumplir actos y compromisos. Ayer le tocó visitar un orfanato, al que asistió vestido con un curioso traje, y se dejó fotografiar con los pequeños (foto). Pero a ellos no les cobró los 2.600 euros que 300 fans enloquecidos pagaron anoche por pasar 30 segundos con él. El rey del pop ejerció de anfitrión en una fiesta exclusiva cuyas entradas se agotaron al poco de salir, a pesar de dejar claro que no cantaría. Jackson asistirá hoy a un concurso de artes plásticas cuyos tres finalistas podrán conocerle personalmente.