Una banda a la que se le atribuyen más de 500 delitos de falsificación de tarjetas de crédito y robos en hoteles y chalés de la Costa del Sol fue desmantelada en la mayor operación contra el crimen organizado en España durante este año, según la Guardia Civil, y en la que fueron detenidas 16 personas.

En esta actuación, desarrollada por el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil de Málaga, los agentes se han incautado de efectos y bienes por valor de dos millones de euros, mientras que los miembros del grupo, todos extranjeros, podrían haber obtenido más de cinco millones de euros de sus actividades ilícitas.

Según informaron ayer fuentes del instituto armado, la denominada operación Bratko ha permitido desarticular una organización delictiva con una estructura jerarquizada y coordinada por una persona de origen búlgaro. Los agentes se han incautado de gran cantidad de efectos como televisores de plasma, joyas, relojes --uno valorado en 250.000 euros--, material electrónico, armas de fuego y 200.000 euros en efectivo.

A la organización, integrada por ciudadanos de nacionalidad libanesa, argelina o israelí, se le imputan más de medio millar de delitos en la Costa del Sol, efectuados mediante la falsificación de documentación personal, tarjetas de crédito y de distintos tipos de monedas; robos en hoteles y urbanizaciones de lujo y estafas con tarjetas falsificadas.

La banda tenía diversos pisos-franco en Mijas, Fuengirola y Marbella y estaba estructurada en tres células con funciones muy concretas, coordinadas por el jefe del grupo.

Una parte de la red se encargaba de falsificar la documentación que facilitaba a otra célula para efectuar las compras de comercios con tarjetas clonadas, mientras que la última se dedicaba a realizar los robos en los domicilios y establecimientos hoteleros.

Los integrantes de esta banda no sustraían las tarjeta de crédito cuando accedían a los domicilios, sino que copiaban la banda magnética mediante lectores y las clonaban, de esta manera los titulares no las daban de baja.

La operación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 4 de Torremolinos, comenzó en verano, periodo en el que el grupo aprovechaba, dada la gran afluencia de turistas, para cometer numerosos robos en residencias de lujo y hoteles de alto nivel, donde sustraían objetos de joyería, telefonía y electrónica de última generación.