El número de vidas que se cobró la catástrofe de la central nuclear de Chernobil, que se produjo el 26 de abril de 1986, supera varias veces la cifra de muertes cuya relación directa con el accidente ha sido confirmada. Este ha sido el dictamen de varios expertos independientes la víspera del veinte aniversario de la tragedia que ha afectado a unos cinco millones de personas sólo en Ucrania, Rusia y Bielorrusia.

Los científicos todavía discrepan de la cifra de "muertes adicionales" causadas por Chernobil. La publicación de un informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, que limitó el número de muertos a consecuencia del accidente a 4.000 personas ha provocado protestas en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, las tres ex repúblicas soviéticas más afectadas por la contaminación radiactiva.

´LIQUIDADORES´ AFECTADOS "El OIEA habla de unos miles de muertos, cuando sólo en Rusia son casi 30.000 los liquidadores (término que incluye a bomberos, soldados, especialistas y voluntarios civiles) que perdieron la vida", dice Viacheslav Grishin, presidente de la ONG Unión Chernobil, con sede en Moscú. Según esta asociación, unos 100.000 liquidadores de la antigua URSS murieron debido al contacto con la radiación, mientras que otros 70.000 sufren minusvalías de diversos tipos. Entre 600.000 y 800.000 personas participaron en las labores de liquidación de las secuelas de la catástrofe. Estudiantes universitarios, policías y funcionarios fueron movilizados forzosamente sin los equipos ni la indumentaria adecuada, lo que a largo plazo resultó fatal para su salud.

Las estimaciones de Greenpeace son aún más alarmantes. La organización ecologista internacional denuncia que sus últimos estudios en áreas afectadas demuestran que entre 1990 y 2004 la catástrofe de Chernobil causó cerca de 200.000 "muertes adicionales" en Ucrania, Bielorrusia y Rusia. "El análisis del aumento de casos de las enfermedades oncológicas muestra que cerca de 100.000 de futuras muertes por cáncer en el mundo serán a consecuencia de Chernóbil", declaró a este diario Dmitri Artamonov, de Greenpeace-Rusia.

DIFICULTADES TECNICAS Los adversarios oficiosos de las cifras publicadas por las ONG insisten en que es "técnicamente imposible" comprobar que todas estas muertes han sido causadas por los efectos de Chernobil. Sin embargo, la estadística de los casos de cáncer de tiroides hablan por sí mismas. "En toda la década de los 70 operamos a unas decenas de personas del cáncer de tiroides. En los últimos 15 años, esta cifra creció hasta miles de pacientes, entre ellos casi 1.000 niños", dijo el profesor Igor Komissarenko, del Instituto de Endocrinología de Kiev.

La otra herencia de Chernobil que también causa debates entre los científicos es el sarcófago que desde 1987 cubre el reactor de la central nuclear que resultó afectado, el número 4. Rusia insiste en que la tapa de hormigón armado ha llegado a su límite de fatiga y amenaza con hundirse. Según el Gobierno ucraniano, se prevé terminar la construcción de una nueva tapa, cuyo coste se estima en 970 millones de euros, en el 2010. El nuevo sarcófago tendría 257 metros de largo, 150 de ancho y 108 metros de alto.

Las unidades 1, 2 y 3 de la central, clausurada en diciembre del 2000 a cambio de ayuda internacional para dos nuevos reactores en las centrales de Jmelnitskaya y Rivno, aún contienen combustible nuclear, con el peligro que esto conlleva.