Rabia y desesperación. Los familiares y amigos de las víctimas del ferry egipcio que naufragó la noche del viernes en el mar Rojo con más de 1.400 personas a bordo descargaron ayer su ira contra la compañía Al Salam, propietaria del viejo transbordador. Centenares de personas asaltaron la oficina que tiene la empresa marítima en Safaga, el puerto donde debía haber llegado el navío, situado a unos 600 kilómetros al sureste de El Cairo. A la falta de informació sobre sus allegados, se une la polémica que ha generado en Egipto la lentitud con que se pusieron en marcha los equipos de rescate, que no se movilizaron hasta siete horas después del naufragio.

A primera hora de la mañana, tras fracasar en su intento de entrar en el puerto de Safaga, protegido por las fuerzas de seguridad, los familiares se desplazaron al edificio de dos plantas que alberga las oficinas de la naviera. Una vez dentro, lanzaron el mobiliario a la calle y prendieron fuego a varios neumáticos. También destrozaron la insignia de la compañía. Los disturbios acabaron poco después, cuando llegó la policía y disolvió con gases lacrimógenos a los familiares, que llevan desde el viernes por la noche esperando que las autoridades les den razón sobre los muertos y los desaparecidos en el naufragio, la mayoría personas de pocos recursos que trabajaban en los países del golfo Pérsico o que regresaban de la peregrinación a La Meca.

ASALTO A LA MORGUE También se vivieron momentos de tensión en Hurgada, localidad situada a 60 kilómetros al norte de Safaga, donde están ingresados los heridos, y en cuya morgue permanecen varios cadáveres. Varios familiares intentaron romper el cordón policial para comprobar la identidad de los fallecidos. Las autoridades del hospital sólo permitieron la entrada en pequeños grupos. Algunos de los cadáveres han sido trasladados a El Cairo para su identificación por ADN.

El gobernador de la provincia del mar Rojo, Bakr al Rashidi, cifró ayer en 195 los muertos y en 426 los supervivientes del naufragio. Los desaparecidos son 794. Fuentes de la naviera dijeron que el domingo por la noche los equipos de rescate sacaron de las aguas a 37 pasajeros con vida. Las posibilidades de hallar más supervivientes son casi nulas, a pesar de que todavía continúan las labores de búsqueda.

RICO PROPIETARIO Los testimonios de los supervivientes y las criticas de algunos medios de comunicación egipcios, que han acusado a las autoridades de proteger al propietario del barco, un rico hombre de negocios próximo al Gobierno, no han hecho más que aumentar la indignación de los familiares.

También reprochan al capitán del navío, Omar Sayed, del que todavía no se tiene noticias, que decidiera seguir el viaje a pesar del incendio que se declaró en la bodega reservada a los vehículos una hora y media después de partir del puerto saudí de Duba. Algunos testigos sostienen que el capitán fue de los primeros en abandonar el ferry y que el transbordador, de 35 años de antiguedad, carecía de los suficientes botes y chalecos salvavidas. Una de las incógnitas es por qué no se evacuó el barco, que navegó durante dos horas con fuego a bordo, antes de zozobrar.

Tampoco se explica cómo las autoridades costeras egipcias no recibieron ninguna señal de socorro del barco. Al parecer, el único SOS llegó al ferry Santa Catarina, que hacía el trayecto inverso. Algunos medios egipcios se preguntan por qué no se puso en marcha la operación de rescate inmediatamente después de que los radares perdieran el contacto con el ferry.

Los supervivientes permanecieron muchas horas, algunos incluso más de un día y medio, en los botes salvavidas esperando en plena noche la llegada de ayuda. Como Mohamed Ahmed Hasán, el niño egipcio de 6 años que se recupera en el hospital de Hurgada. Sus padres y hermanos están desaparecidos.