El incontrolado desarrollo urbanístico de la localidad costera de El Rincón de la Victoria (Málaga) y el pésimo diseño de su paseo marítimo han sido determinantes para agravar el daño de las inundaciones que el domingo asolaron ese municipio. El Ayuntamiento ha pedido la declaración de zona catastrófica por segunda vez después de que, en el 2002, se viviera un caso similar.

Según fuentes municipales, el paseo marítimo, que se construyó hace tres años, actuó como muro de contención del agua evitando que se evacuara de forma natural al mar. Unos operarios rompieron ayer parte de la construcción por dos sitios para facilitar así el desagüe.

PASEO MARITIMO El alcalde, José Domínguez, reconoció que el diseño del paseo marítimo "no era el más adecuado y quizás se podía haber diseñado de otra manera", ya que fue necesario romperlo por tres puntos porque sus muros "eran prácticamente diques artificiales". Citó como otra posible causa de esta catástrofe el embovedado de los arroyos, "que se han mostrado insuficientes" para absorber la gran cantidad de agua caída y no quiso precisar cifras económicas de esta catástrofe, aunque afirmó que la cuantía de los daños "superará con creces" los 2.000 millones de pesetas" de las inundaciones de 2002. La decena de arroyos que cruzan la localidad provocaron un tapón de barro, piedras y residuos arrastrados por el agua. Estos arroyos fueron recubiertos por la Confederación Hidrográfica del Sur para facilitar la construcción en la zona. Además, algunos garajes y locales han sido edificados en la salida de estos arroyos y, por tanto, en el cauce natural del agua.

Algunos tramos de la N-340 pasan sobre estos arroyos y la fuerza del agua llegó a reventar la calzada. Esa carretera permaneció cortada ayer durante horas, lo que causó hasta 20 kilómetros de retenciones, al igual que el acceso al aeropuerto malagueño, lo que obligó a muchos vuelos a despegar con retraso. Durante todo el día trabajaron 300 voluntarios para retirar el barro y las piedras que han convertido al pueblo en un lodazal, bajo el que quedaron sepultados un centenar de coches.

Más de 3.000 niños no pudieron ir al colegio, y los 700 alumnos de uno de los centros no podrán regresar a las aulas hasta después de Semana Santa debido a los graves desperfectos causados por las lluvias, que el domingo alcanzaron los 200 litros por metro cuadrado.