El muelle de pasajeros de Vilagarcía de Arousa es como una leprosería de barcos procedentes del tráfico de drogas. Cuatro de ellos agonizan en el puerto gallego. Los más antiguos son el Rapanui y el Abrente , que con más de dos años amarradas presentan un aspecto ruinoso. Las otras dos naves, el Poseidón y el South Sea , llevan medio año y también están bastante deterioradas. Tal es así que van a salir a subasta a finales de este mes y su precio será de cero euros, con la esperanza de que algún empresario se anime a pagar las costas de amarre y las venda para chatarra.

Las autoridades locales se muestran muy preocupadas por el estado de estas embarcaciones. Los narcobarcos terminan como peligroso refugio para indigentes. En septiembre del año pasado el Abrente sufrió un aparatoso incendio que lo dejó destrozado y el Poseidón fue el escenario de la muerte accidental de uno de los mendigos que lo frecuentaban.

Intento de subasta

La primera medida que tomaron los juzgados fue intentar subastarlos. Pero las pujas no suelen tener éxito. Se trata de pesqueros que se encuentran en mal estado cuando son apresados, y su estancia en puerto sólo contribuye a empeorar su situación. Las mafias prefieren usar barcos viejos para el narcotráfico y algunos ni siquiera alcanzan la costa. Cuando se investigaron las circunstancias de la detención del Rapanui , en noviembre del 2001, las autoridades descubrieron que venía con él otro buque más que se hundió por su mal estado. Otro de los narcobarcos interceptados el año pasado, el Alexandre , estaba tan deteriorado en el momento de su abordaje en aguas canarias que tuvo que ser hundido.

Sólo quedan dos barcos

Por eso no es de extrañar que los barcos de la droga no tengan salida en las subastas. La única que tuvo éxito de cuantas realizó el juez de Vilagarcía, José Antonio Vázquez Taín, fue la del Marimar II, que alcanzó los 25.500 euros (4,24 millones de pesetas). Desde entonces, ninguna más prosperó.

El Rapanui fue el siguiente barco en ser subastado. Su precio de partida fue de 15.000 euros (2,50 millones de pesetas), pero nadie concurrió a la puja. No compensaba ni aunque fuese gratis, ya que el comprador debía hacerse cargo de las costas acumuladas por la plaza ocupada por el barco en el puerto y las cuentas no salían. El destino del Rapanui y del Abrente será probablemente su desguace.

Ahora sólo quedan dos barcos que se puedan vender: el South Sea y el Poseidón . Ambos saldrán a subasta el 29 de marzo y su precio de partida es de cero euros. Lo más probable es que ambos acaben como chatarra.