Los participantes en las cuartas Jornadas de Actualización en Medicina de Familia afirmó ayer que uno de cada tres menores de 16 años ha consumido alguna vez cannabis y el 8 por ciento de los que tienen entre 15 y 24 años ha tomado éxtasis en algún momento de su vida.

El vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), Asensio López Santiago, destacó que estos datos ponen de relieve que el primer contacto con la droga se produce a edades cada vez más tempranas, circunstancia que, según apuntó, incrementa el riesgo de dependencia.

"La situación es preocupante en la medida en que cada vez prevalece más una consideración social del cannabis como una droga de bajo riesgo", aseguró Asensio López.

El vicepresidente del SEMFYC afirmó que está "en manos de los médicos de familia el llevar a cabo una labor de prevención que actúe sobre el adolescente y sobre su entorno familiar" y añadió que a través de programas educativos se puede abordar de forma correcta los casos de drogodependencia en este segmento de la población.

Asensio López, quien reivindicó la necesidad de que la atención al adolescente se incluya en la cartera de servicios de atención primaria, indicó que para detectar una posible adicción a las drogas cuando todavía es incipiente, "es imprescindible prestar especial atención a una serie de signos que alertan de su posible ingesta".

El vicepresidente de la SEMFYC incidió en que es "importante que los médicos más cercanos a los ciudadanos actualicemos nuestros conocimientos sobre los nuevos hábitos y sustancias que se consumen", aunque apuntó que el alcohol y el tabaco continúan siendo las drogas que más problemas generan entre los jóvenes, ya que "más de un 40 por ciento de los jóvenes de 16 a 18 años son fumadores".

López apuntó que la mayoría de los padres desconocen que sus hijos consumen drogas y señaló que la mejor forma de detectarlo es observando si se producen "cambios bruscos de conducta".

Los participantes en las jornadas también han concluido que el patrón de consumo de las personas con un problema de adicción a las drogas ha cambiado y con él también el perfil del actual usuario de drogas, que ahora se encuentra más integrado socialmente que antes.