Las autoridades de Nueva York investigan si el piloto del ferry accidentado el miércoles perdió el control de la nave porque se desmayó o se durmió. El choque del transbordador de la línea que une los barrios de Manhattan y Staten Island contra el muelle causó 10 muertos --nueve mujeres y un hombre-- y 42 heridos.

Richard Smith, de 55 años, se marchó rápidamente del lugar de la tragedia e intentó suicidarse al llegar a su casa. Además de cortarse las venas, el piloto del ferry se disparó también con una escopeta de perdigones. Ayer se hallaba en estado crítico en el Hospital de San Vicente, donde también estaban internados 22 heridos del peor accidente de transporte público sufrido por la ciudad en las últimas dos décadas.

"Han circulado muchos rumores" sobre el comportamiento del piloto, dijo ayer Ellen Engleman, presidenta del Consejo de Seguridad del Transporte, pero subrayó que "no son más que eso, rumores".

TRES DESAPARECIDOS

El alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, que se desplazó al lugar del siniestro al poco de ocurrir, añadió que se desconocía ayer el paradero de tres personas desaparecidas, que supuestamente se encontraban entre los 1.500 pasajeros del transbordador. Los investigadores han hecho pruebas a los 16 miembros de la tripulación para comprobar si se encontraban bajo el efecto de las drogas o el alcohol en el momento del accidente.

El ferry, balanceado por el viento, inició el atraque a una velocidad mayor a la normal. La embarcación chocó primero de frente contra el extremo de un muelle, que luego resquebrajó también su flanco derecho. El servicio se reanudó ayer bajo vigilancia de la policía marítima, una medida que se adoptó tras los atentados del 11 de septiembre y que había sido suspendida. Pero los pasajeros mostraron cierto nerviosismo. Este servicio municipal, que entró en funcionamiento en 1905, transporta a 70.000 viajeros cada día.