Gustavo Romero, en prisión por la muerte de una pareja de novios de Valdepeñas (Ciudad Real) ocurrida hace 10 años, se ha confesado autor del asesinato de otra joven de la localidad manchega, Rosana Maroto, desaparecida el 25 de junio de 1998. Los restos de la muchacha fueron encontrados ayer en el término municipal de Valdepeñas después de la confesión del homicida.

Fuentes de la investigación relataron que el cadáver de Rosana estaba en el pozo de una casa de campo situada a escasos metros del club de alterne La Rosa, en un camino cercano al kilómetro 190 de la carretera N-4. Las mismas fuentes indicaron que el ADN del detenido coincide con el de los restos de sangre hallados en las pertenencias de la víctima, que fueron localizadas poco después de su desaparición.

La joven tenía 21 años cuando ocurrieron los hechos y desapareció tras salir de su domicilio para dirigirse en bicicleta al paraje conocido como El Peral, a siete kilómetros de Valdepeñas, con la intención de visitar a su abuela. Dos años después, la policía localizó la bicicleta en otro pozo situado en la misma zona donde ahora se han encontrado los restos. Gustavo Romero ingresó en la prisión de Herrera de La Mancha el pasado 14 de agosto para cumplir una sentencia por un delito de malos tratos a su esposa, con la que tiene dos hijos y de la que estaba en trámites de separación. La policía pudo acusarlo de la muerte de la pareja de novios, Sara Dotor, de 20 años, y Angel Ibáñez, de 24, después de localizar recientemente el arma homicida, una navaja, en un pozo de la zona. Romero confesó ante la juez que el móvil del crimen fue el robo.