Desde que Sonia Carabantes desapareció de su casa, el pasado 14 de agosto, las comparaciones con el caso de Rocío Wanninkhof no han dejado de producirse. Ambas eran jóvenes. En el momento de su desaparición apenas se llevaban dos años de diferencia. Sonia tenía 17 y Rocío contaba con 19 recién cumplido. A ambas se les perdió la pista cuando regresaban a casa por la noche y las primeras sospechas de los vecinos recayeron en actuales o antiguas relaciones. Residían a unos 25 kilómetros una de la otra, distancia que separa Coín de la Cala de Mijas, y sus cuerpos fueron encontrados en parajes de escaso tránsito. Sin embargo, murieron de forma distinta: Sonia, estrangulada. Mientras que a Rocío le asestaron al menos ocho puñaladas.

A pesar de que los familiares de Rocío Wanninkhof insistieron ayer en negar la existencia de un cigarrillo como prueba aportada en el caso, lo cierto es que en el sumario figura una colilla entre los objetos que fueron investigados tras la muerte de la joven de Mijas. Se trata de los restos de un cigarro de la marca Royal Crown, encontrada por los investigadores en el mismo lugar en el que apareció el cadáver un día después. Además de la colilla, en el sumario constan otros objetos como un nebulizador nasal, dos zapatillas de deporte, el extracto de una factura de teléfono, una piedra manchada de sangre y cuatro moldes de escayola de las marcas dejadas por un vehículo en la tierra. Sin embargo, ninguna de estas pruebas pudieron inculpar directamente a Dolores Vázquez como responsable del asesinato.

Qué pasará ahora con Dolores Vázquez, la presunta homicida de Rocío Wanninkhof? El descubrimiento que relaciona los crímenes de Mijas y Coín puede dar un giro radical al proceso judicial de Vázquez. Tanto el fiscal como la defensa y la acusación deberán replantearse sus estrategias de cara al nuevo juicio previsto para dentro de un mes. Las dudas sobre la culpabilidad de la acusada persisten a la espera de la confirmación oficial de la nueva prueba.

ANULACION DEL JUICIO

Vázquez fue condenada por la Audiencia Provincial de Málaga en septiembre de 2001, en un juicio popular que duró 13 días, a 15 años y un día de prisión y a pagar una indemnización a la familia Wanninkhof de 108.182 euros (18 millones de pesetas).

Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anuló la sentencia en febrero del año pasado al entender que no estaba suficientemente motivada por el jurado y ordenó repetir el juicio con un jurado diferente.

Gracias a esta decisión, Vázquez recuperó la libertad bajo fianza de 30.000 euros (cinco millones de pesetas) tras pasar 17 meses en las prisiones de Alhaurín de la Torre (Málaga) y Alcalá de Guadaira (Sevilla). El Tribunal Supremo ratificó esta decisión el pasado 14 de marzo y rechazó en su sentencia los recursos presentados por la familia de la joven y el fiscal.

EL PESO DE LA PRUEBA

El valor del análisis del ADN como prueba exculpatoria depende de a quién va dirigido el escrito de acusación del fiscal. El abogado penalista Miguel Capuz explicó: "A efectos de la defensa la coincidencia del ADN tiene un valor importantísimo. Si el fiscal sólo acusa a Vázquez, podría quedar exculpada". El letrado señaló que cuando la relación le sea confirmada, solicitará oficialmente el sobreseimiento.