La Guardia Civil y la Policía Nacional detuvieron ayer por estancia ilegal en España a 106 inmigrantes subsaharianos que permanecían concentrados desde el jueves ante el Ayuntamiento de Palos de la Frontera (Huelva). El grupo de sin papeles se había trasladado a la provincia onubense con la intención de trabajar en la campaña de la fresa.

Los indocumentados estaban asentados en un campamento ilegal, en las proximidades de Palos, que la policía había intentado desmantelar en más de una ocasión, y decidieron protagonizar la protesta para reclamar ayuda humanitaria y los permisos necesarios para poder ser contratados como braceros.

NORMALIDAD

Las detenciones se produjeron a primera hora de la mañana y, aunque la nota dominante fue la normalidad, se registraron algunos incidentes con los cabecillas de la concentración, quienes se negaban a subir a los furgones policiales.

La actuación de los agentes fue solicitada a la subdelegación del Gobierno por el alcalde de Palos, Carmelo Romero (PP), quien hizo públicas sus "sospechas" de que alguna ONG animó a los inmigrantes a organizar protesta, como ocurrió el verano pasado en el encierro de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Romero acusó directamente a la organización Huelva Acoge, ya que, según dijo, "algunos de sus miembros estaban en la concentración".

El alcalde añadió que los africanos provenían en su mayoría de Fuerteventura, Valencia y Murcia, según ellos mismos le informaron tras una entrevista que mantuvieron durante la tarde del jueves.

EXPULSION

Los inmigrantes declararon ayer en el juzgado de guardia de Moguer, localidad cercana a Palos en cuyo municipio se circunscribía el asentamiento ilegal, mientras que la Policía Nacional inició los trámites para la expulsión.