Un nuevo corazón latía ayer en el cuerpo de Jesica Santillán, la adolescente mexicana que estuvo a punto de morir después de que el hospital de la Universidad de Duke de Carolina del Norte (EEUU) le trasplantara unos órganos de un donante con un tipo de sangre incompatible con la suya.

El miércoles por la noche el equipo médico localizó un corazón y unos pulmones que permitían subsanar el "trágico error" y ayer se realizó una nueva operación de transplante de cuatro horas que abre las esperanzas de supervivencia para la adolescente. Aunque los médicos no han detectado ningún síntoma de rechazo, el estado de Santillán todavía es crítico tras haber sido sometida al segundo transplante doble en dos semanas. El de órganos incompatibles, además, había afectado ya a sus riñones y es probable que le deje secuelas cerebrales.

La organización que ha ejercido de intermediaria asegura que no hubo una donación directa a Jesica, pero también admite que la velocidad con que se han encontrado órganos compatibles ha sido "inusual".

Jessica Santillán, de 17 años, debía ser sometida a un nuevo trasplante después del fracaso del primero, efectuado el pasado día 7, cuando recibió dos órganos procedentes de un donante cuyo grupo sanguíneo era incompatible con el suyo.

El portavoz del hospital de la Universidad de Duke indicó que los dos nuevos órganos llegaron por los canales habituales.